DESCARRILAMIENTOS
El descarrilamiento de un vagón del Tren Maya en Izamal, Yucatán, puede ser una premonición sobre el futuro de Morena como partido en el poder.
Con pánico recibió el oficialismo la noticia de que un vagón del Tren Maya se había descarrilado en Izamal, Yucatán. Los medios independientes reportaron el suceso, y los analistas políticos de inmediato recordaron los turbios negocios de los hijos del Peje con los proveedores de los materiales con que se construyó ese proyecto ferroviario.
Y tienen razón los morenistas en estar apanicados. Lo ocurrido en Izamal con uno de los vagones puede ser solo una metáfora del futuro político que se avecina. Los megaproyectos de López Obrador no han funcionado y el pueblo está abriendo los ojos.
La refinería Olmeca no ha producido un solo litro de gasolina. El “nuevo” aeropuerto internacional sigue sin despegar. El Tren Maya es financieramente irredituable y para colmo, la mala calidad de los materiales utilizados en la construcción de las vías férreas ya está haciendo daño.
El acueducto de Xpujil-Calakmul sigue sin funcionar. Los más de 70 mil pobladores a los que se pretendió beneficiar continúan esperando una gota de agua, y en los hoteles del Tren Maya –por ejemplo el llamado Nuevo Uxmal—ya están aflorando gravisimos hechos de corrupción por parte de los militares que lo administran. A un joven chef calkiniense, por ejemplo, lo hacían firmar en nómina por una cantidad, cobraba el monto en el banco, pero después rembolsaba una gran parte para esos jefes militares.
Y así se han ido derrumbando los grandes mitos del Obradorismo. Y no hablemos de la abultada deuda pública que cada día aumenta en al menos 4 mil 100 millones de pesos por lo que será impagable y va hipotecar el futuro de todos los mexicanos.
En este contexto, es claro que el descarrilamiento de un vagón del Tren Maya en Izamal, Yucatán, puede ser una premonición sobre el futuro de Morena como partido en el poder.
Hay un proceso de putrefacción interna que va generar choques entre sus dirigentes. El caso que se sigue contra el senador Adán Augusto López Hernández va traer secuelas, y de lo que se resuelva va depender el futuro de Morena como partido gobernante.
A nivel local las cosas están cada día peor. La gobernadora Layda Sansores está destruyendo lo que queda de su partido. Sus frecuentes tropiezos discursivos, la corrupción que impera en su Gobierno, el aumento en la inseguridad, el decrecimiento económico alarmante, la grave situación de Ciudad del Carmen y la falta de resultados concretos, han provocado gran decepción popular y la promesa de que habrá masivo voto de castigo.
Está pues en vías de descarrilamiento este proyecto político. Y lo peor es que saben que se dirigen al barranco, pero no hay nadie con mente lúcida que se atreva a sugerir que se debe corregir el rumbo. Prefieren el encontronazo antes que admitir que han fallado de manera rotunda…