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EXPEDIENTE | IEEC ¿BORRÓN Y CUENTA NUEVA?

Sorprende la tersura con que se concretó el relevo en el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de Campeche (IEEC), donde la consejera Clara Castro Gómez rindió protesta como presidenta provisional del Instituto Electoral, al concluir el periodo de Juan Carlos Mena Zapata como presidente sustituto. También rindieron protesta los nuevos consejeros Brenda Noemy Domínguez Aké, Victoria del Rocío Palma Ruíz y Jorge Gabriel Gasca Santos.

Sorprende, porque hasta hace algunas semanas, el titular de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, Loreto Verdejo Villacís, reveló que se habían liberado órdenes de aprehensión en contra de varios consejeros electorales. Órdenes que, o no se ejecutaron, o en el mejor de los supuestos, están en vías de ejecutarse.

Por lo pronto, para Ripley, el exconsejero presidente del IEEC, Juan Carlos Mena Zapata, declaró que se va con la “consciencia tranquila”. Literalmente expresó: “Me voy con la tranquilidad del deber cumplido, de cumplir el reto impuesto por el INE, me voy tranquilo y con una sonrisa”.

Debe tener una conciencia muy volátil el exconsejero Mena Zapata, porque se fue del cargo sin que se haya informado el destino de más de 150 millones de pesos que se desviaron del presupuesto de ese organismo durante el periodo de Mayra Fabiola Bojórquez González. Y de ese derroche y malos manejos, el propio Mena Zapata se despachó con la cuchara grande. ¿De verdad se va con la conciencia tranquila?

A su partida, empleados del IEEC, denunciaron vía redes sociales que  Mena Zapata, en su calidad de presidente sustituto, en complicidad con los consejeros que terminan su periodo, y los que se quedan, entregaron contratos a familiares y amigos para renovar diversas áreas de las dependencias, sin que alguna de ellas necesite alguna intervención urgente.

Aseguran que mandaron a instalar aires acondicionados nuevos en varios departamentos y la sala de sesiones, a 24 horas de que concluya el periodo para que fueron electos. También contrataron servicios de tablarroca en varias áreas. Obligaron a varios trabajadores para que firmaran sus renuncias a 24 horas de que concluyan su administración, por lo que éstos preguntan: ¿Dónde quedaron los 9 millones presupuestados, autorizados y asignados para los servidores públicos para el proceso electoral? ¿O se utilizó ese recurso para el pago de las liquidaciones de los tres consejeros salientes por más de un millón y medio para cada uno?

¿Se usó el dinero para el pago de bono de los seis consejeros por más de 450 mil pesos? ¿O con eso se pagó el viaje de cuatro días a Baja California, como es costumbre cuando terminan sus periodos los consejeros el IEEC, que se autorregalan un viaje de placer con cualquier pretexto?

Denuncian que le otorgaron a la administradora Iris Carrillo un bono por 310 mil pesos en contratos a través de su primo, por concepto de servicios de aires acondicionados e Internet. Además de un bono a Luis Rivera, “amigo” de la administradora, por el “mérito” de ser encargado de organización electoral, a lo que se sumó el ingreso de su sobrino a las filas del IEEC.

¿Se puede esperar que la presidenta interina, Clara Castro Gómez, investigue estas quejas de los trabajadores? No, porque ella es parte de todo ese merequetengue y porque no tiene ninguna intención de “traicionar” a sus ahora excolegas, quienes se van con la maleta llena de dinero, pese a que el IEEC sigue en quiebra financiera.

Nos aseguran que no pasará nada, porque los servicios que estos tres exconsejeros le brindaron al régimen estatal, son invaluables. Desecharon cuanta queja hubo por las irregularidades en el anterior proceso, y también formaron parte del complejo engranaje que se armó para que Layda Sansores ganara las elecciones en 2021.

Así que borrón, cuenta nueva e impunidad en el Instituto Electoral del Estado. En donde, al que denuncia las irregularidades lo despiden y procesan, pero a quienes “le jalan la pata a la vaca” los premian con maletas de dinero y con viajes de placer a exóticos destinos turísticos. ¡Ah! Y se van con la “conciencia tranquila”.

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