RECUENTO DE DAÑOS
Lo que preocupa es la tibieza presidencial ante este auge de la represión de la libertad de expresión. En ninguna ocasión le ha concedido por lo menos la duda a las versiones de los periodistas agredidos…
Ha transcurrido el primer año de ejercicio gubernamental de la presidenta Claudia Sheinbaum, y el balance a la vista no es halagador. Por el contrario, el país ha mantenido ese terrible clima de inseguridad que ha píntado de rojo a todas las entidades federativas, y la incertidumbre económica permanece enraizada en el seno de todos los hogares. Pese a que en sus cifras ha disminuido la pobreza, en la realidad vemos que cada día hay más precariedad.
En el ámbito político hay que observar que si bien se ha mantenido la gobernabilidad y la estabilidad, también es preciso decir que ambos factores están prendidos de alfileres. Lo ocurrido en el Senado de la República, donde el diálogo y los acuerdos se diluyeron a golpes, debe ser un llamado de atención para cambiar a estrategia que hasta ahora han seguido los morenistas, quienes siguen embriagados por sus triunfos electorales y se han dejado controlar por la soberbia y el autoritarismo.
Mención aparte merece el tema de la libertad de expresión. Según Artículo 19, entre enero y julio de 2025 se registraron 51 casos de acoso judicial contra 39 periodistas, lo que representa un nuevo proceso legal cada cuatro días. La organización denunció que se trata de un patrón de censura mediante demandas civiles, penales, electorales o administrativas.
Los procesos buscan desgastar a los periodistas, más que ganar en tribunales, afectando su trabajo y libertad de expresión. Casos relevantes incluyen la demanda contra Lourdes Mendoza por daño moral, la intervención judicial en publicaciones de Jorge Luis González Valdez y la demanda contra Hernán Gómez y Penguin Random House por el libro “Traición en Palacio”. Artículo 19 pide reformar leyes y establecer límites claros a figuras como la Violencia Política en razón de Género.
Lo que preocupa es la tibieza presidencial ante este auge de la represión de la libertad de expresión. En ninguna ocasión le ha concedido por lo menos la duda a las versiones de los periodistas agredidos. Siempre intenta justificar la actitud de las autoridades represoras, y en el caso de Layda Sansores, en lugar de reprenderla por su excesivo autoritarismo, le regaló una joya discursiva que los porristas y matraqueros estatales no se han cansado de repetir. “Layda, gracias por existir” le dijo.
Ha transcurrido ya el primer año del Gobierno de la Presidenta Sheinbaum y aún nos ha quedado a deber la claridad de su sello personal. Por momentos se evidencia como una continuidad del Lópezobradorismo y por ratos intenta dar golpes de autoridad para sacudirse a esa plaga de fanáticos del tabasqueño que no la deja concentrarse. Entre la fanaticada está la gobernadora de Campeche, quien todos los días se encarga de contradecir los postulados de austeridad de doña Claudia.
Es de desearse que en su segundo año de Gobierno la presidenta pueda consolidarse. Sus encuestas que la ubican con más del 80 por ciento de aprobación –y ahora nos salen con que esa cifra ha dicho que volvería a votar por ella—le sirven de mucho en la esfera de la vanidad y la autocomplacencia, pero no le sirven al país. Se necesita una presidenta fuerte que se sacuda cualquier mancha de corrupción, empezando por muchos de quienes la adulan melosamente, como la gobernadora de Campeche.