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PENUMBRAS

La campechanía no se limita a portar una falda de colores y la bordada blusa blanca, sino de principios, de valores y de convicciones, y la foránea jefa de la Policía no reúne los requisitos…

Doña Chela llegó a la reunión vespertina en el Parque Principal eufórica y festiva. Portaba su blusa bordada con motivos marinos, con baluartes y el escudo estatal, mientras zapateaba al son de la Guaranducha y el Pichito Amoroso. Pese a su origen en la vecina tierra del Faisán y del Venado, la exburócrata estatal profesaba el dogma de Chavela Vargas, de que ella puede nacer donde se le pegue la gana, pero ser campechana de corazón.

–“Te pareces más a la comandanta guanajuatense, que se siente más campechana que el pan de cazón, le dijo en son de reclamo y broma, su compadre el bolero don Memín. Quiero decirte, agregó, que la campechanía no se limita a portar una falda de colores y tu blusa blanca bordada, sino de principios, de valores y de convicciones, y esa foránea jefa de la Policía no reúne los requisitos, así que al menos yo no la acepto como coterránea”.

–“Mereces que te de un sonoro lapo en tu jeta al compararme con esa persona que se ha aprovechado de la bonhomía y hospitalidad de esta gente, respondió doña Chela con el lenguaje coloquial propio de su tierra. Mereces que te devuelva tus 20 pesos del padrinazgo y que dejes de llamarme comadre porque me ofende que me compares con gente corrupta” respondió.

–“Nunca dije que seas igual que ella, solo intentaba comparar actitudes, no te ofendas por ello, se disculpó el rechoncho lustrador de calzados. La campechanía se lleva en el corazón y no tengo la menor duda de que te has ganado con honores ese reconocimiento” complementó.

–“Yo estoy de acuerdo en que el hábito no hace al monje, añadió por su lado don Julián y la Comandanta Guanajuatense podrá vestirse de seda, pero lo que ha sido y es, siempre se queda. Su actitud para con nuestros coterráneos ha sido lesiva, ofensiva e incluso represora. Ha despedido a cientos de buenos elementos solo por rebelarse, pero en cambio encumbra a sus foráneos lambiscones y lamesuelas. Por su conducta y por su corrupción, nunca se merecerá nuestro respetado y bien valorado gentilicio” subrayó.

–“Yo lo que vi durante el pasado desfile de la campechanidad, apuntó el poeta Casimiro, es una manifestación poética de nuestra triste realidad. Miles de personas bailando al son de la charanga en medio de una ciudad en penumbras o totalmente a oscuras, porque una vez más, se registró un apagón en el Centro Histórico. ¿Culpa de quién? De los mismos de siempre, esos que se dicen de clase mundial. Lo poético del asunto, es que la gente, en lugar de encabritarse, siguió jaraneando al compás del “Pregonero”

–“Y a todo esto, volvió a meter su cuchara doña Chela, ¿alguien de ustedes sabe por qué no desfiló ni bailó la Tía gobernanta? Llevaba más de un mes presumiendo en su programa que estaba ensayando su coreografía, y hasta se cambió la fecha del desfile para que ella pudiera participar, para luego disfrutar como siempre de su fin de semana, pero una vez más, incumplió su palabra. Es el colmo que ni siquiera este tipo de promesas pueda cumplir” reclamó.

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