NEGLIGENCIA, INEPTITUD, ¿COMPLICIDAD?
Se trata de un levantón a tres testigos clave en el homicidio de la empresaria ganadera Aracely Contreras Luna. Ellos iban a declarar en contra de los autores materiales e intelectuales de ese feminicidio.
Familiares de los tres campesinos candelarenses desaparecidos desde hace ya casi dos meses, intentaron hablar con la presidenta Claudia Sheinbaum el sábado antepasado, para pedirle su intervención, y que se organice un operativo de búsqueda para tratar de rescatarlos con vida. No los escucharon.
El pasado jueves, acudieron al informe del alcalde candelarense Jaime Muñoz Morfin para tratar de entrevistarse con la gobernadora Layda Sansores para hacerle el mismo planteamiento, y tuvieron que plantarse, literalmente, frente a su lujosa camioneta, para que se detuviera y les prometiera que le pondrán interés a la búsqueda de los tres desaparecidos.
La realidad de las cosas es que Layda Sansores no sabe ni de qué le hablaban. Hizo como que las escuchaba, balbuceó dos o tres promesas de apoyarlos en la búsqueda, y después se retiró. No subió nada en sus redes sociales que confirmara su real interés en el caso.
Solo para su información, hay que precisarle que no se trata de tres personas extraviadas en el monte, como suele ocurrir en las comunidades rurales. No se trata de organizar brigadas de búsqueda como si hubieran sido secuestrados por aluxes.
No. Se trata de un levantón a tres testigos clave en el homicidio de la empresaria ganadera Aracely Contreras Luna. Ellos iban a declarar en contra de los autores materiales e intelectuales de ese feminicidio, cuando fueron secuestrados como a las 7:30 de la mañana, en la región de Centauro del Norte, municipio de Candelaria.
Ese hecho forma parte de la ola de agresiones, ataques e intentos de asesinato de otros familiares de Aracely, entre ellos su esposo y sus hijos. Lo que sorprende es que sigamos sin detenidos a pesar de que la hoy occisa identificó plenamente a sus victimarios.
Por ello vale la pena preguntar: ¿estamos ante un caso de negligencia, de ineptitud o de complicidad? ¿Por qué nunca procedieron las denuncias de Aracely las veces que fue perseguida, hostigada, que le quemaron su vivienda o que cortaron la alambrada de su rancho para que se escaparan sus animales’ ¿O las veces que dispararon contra su casa o contra sus hijos?
Hay muchos elementos para creer lo que afirman los pobladores de esa peligrosa región candelarense: que los agresores de Aracely, y que el grupo armado que los protege, cuentan con la bendición de la Fiscalía y que podrán seguir operando cueste lo que cueste.
El levantón de los tres jóvenes campesinos ocurrido el pasado 15 de agosto, es un ejemplo más del manto de impunidad que protege a esos delincuentes.
No busquen a los desaparecidos en los montes ni con drones. No están extraviados, sino secuestrados, en manos seguramente de ese mismo grupo armado que hace y deshace a su antojo en esa zona sin que nadie le ponga un freno.
¿Sabrá de esto la gobernadora o no se lo informan sus ineptos asesores?