JÓVENES ORGANILLEROS PRESERVAN TRADICIÓN MEXICANA
Desde Ecatepec, Estado de México, llegaron César Cortés Ríos y Arturo López, jóvenes organilleros que recorren el país para mantener viva una de las tradiciones más antiguas: el organillo.
Iniciaron durante la pandemia y hoy consideran esta labor más que un ingreso: un símbolo cultural. “Es una tradición de muchos años, y la gente aún lo valora”, dice César, de 21 años.
Los instrumentos los rentan a una empresa familiar y cada operador se encarga de su cuidado. Durante su visita a Ciudad del Carmen, como parte de la Feria, agradecieron el buen recibimiento de la población.
También explicaron que el tradicional “changuito organillero” es ahora una botarga, en alusión a los antiguos monos que los acompañaban. Con orgullo, afirman que seguirán llevando su música por todo México.

