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EXPEDIENTE | HACE AGUAS EL BARCO TRICOLOR…

Fue desastrosa la llegada de la carmelita Ariana del Rocío Rejón Lara a la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI). No sólo se han ido militantes distinguidos y renunciaron los dirigentes municipales en Seybaplaya y Escárcega, sino que su propio nombramiento podría ser impugnado por carecer de legitimidad y mostrar nula militancia.

A riesgo de que nos denuncien por violencia política de género, pues la lideresa tiene la piel muy sensible y la intolerancia le supura por los poros, hay que reiterar que no pueden esperarse buenos resultados de quien carece de formación ideológica, carrera partidista, experiencia, tolerancia y discurso.

Si llegó al cargo, y eso no lo decimos nosotros, sino que lo mostraron los hechos, fue gracias a las recomendaciones, al padrinazgo, al influyentismo y al amiguismo, y es por eso que la militancia y algunos liderazgos están mostrando su inconformidad de diversas formas.

Primero fue la renuncia del presidente del Comité Municipal del PRI en Seybaplaya, que presidía Manuel Zenón Uc Reyes. Le siguió la secretaria general, Lilia Gómez Reyes, y después el presidente de la Comisión de Procesos Internos, Adriano Puerto Quintal.

En Escárcega también tiró la toalla el exlíder municipal Fernando Manuel Caballero Buenfil, secundado por su secretaria general, Susana Arciga Suárez y detrás de ellos Carlos Collí Cuevas. Hartos, en los dos casos, por la falta de comunicación con las dirigencias nacional y estatal, por las imposiciones de malos candidatos y el evidente entreguismo del partido para que se perpetúe la fuerza guinda en la entidad.

Pretender que se puede manejar el partido a control remoto y a larga distancia, con la asesoría, casi siempre errática, visceral y revanchista del sobrino Cristian Castro, ha sido un error. A menos que, como especula gran parte de las bases priístas, la elección ya esté vendida, arrendada o entregada. El PRI está de cabeza. Es innegable.

Tras la publicación de los beneficiados con cargos plurinominales comenzó la desbandada en el tricolor. Unos se fueron en público, entregando cartas de renuncia a sus respectivas dirigencias, mientras otros, la mayoría, simplemente decidieron hacerse a un lado en silencio, al constatar que todo fue más de lo mismo.

Hasta el exdirigente estatal del PRI y exdiputado local Ernesto Castillo Rosado abonó a la crisis partidista, al presentar el pasado lunes ante la Comisión Estatal de Justicia Partidaria, un juicio para la protección de los derechos políticos de la militancia, pues en la sesión ordinaria del Consejo Político Estatal de ese partido, celebrada el 25 de noviembre de 2023, no se proporcionó el orden del día y se omitió el punto de asuntos generales.

Reclama Tito Castillo invalidar la primera sesión ordinaria del Consejo Político Estatal 2023-2026 efectuado el 25 de noviembre de 2023 y realizar a la brevedad una sesión ordinaria para proponer a título personal al pleno del Consejo, la elección mediante cédula de los titulares de la presidencia y secretaría general del Comité Directivo Estatal para el periodo estatutario 2023-2026.

Eso sólo confirma que la imposición de Ariana del Rocío Rejón Lara en la presidencia carece de legitimidad, y que podrá exigir a los órganos electorales que emitan a su favor decenas o cientos de resolutivos por violencia política de género, pero eso no la dotará de liderazgo, no le inyectará carisma, ni le dará la capacidad y valía necesarias para un buen desempeño en el cargo.

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