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DE 11 MIL ROBOS AL AÑO EN 2020 SE PASÓ A MÁS DE 24 MIL EN 2024: CONSCIENTE

¡SEGURIDAD EN CARRETERAS ES UNA CATÁSTROFE NACIONAL!

En una publicación realizada en sus redes sociales, el medio de comunicación y noticias Consciente expone cifras que demuestran el crecimiento brutal anual de robos a transportistas, pues de once mil en el se pasó a más de en lo que, asevera, refleja no un problema de seguridad, sino una catástrofe nacional.

Consciente señala: Las cifras no mienten. El sistema de seguridad en carreteras colapsó. Y los transportistas están pagando el precio más alto. Este es el análisis de una política que fracasó rotundamente, sin importar colores partidistas. Los números brutales del incremento son que antes de el registro indicó once mil robos anuales a transportistas; trece mil robos sólo de agosto a diciembre cinco meses; más de robos incremento del respecto a y proyección superior a los mil. En términos diarios: de siete u ocho robos al día se disparó a cincuenta y cuatro setenta robos diarios. Un incremento del en seis años. Esto no es un problema de seguridad: es una catástrofe nacional.

Consciente indica que la decisión que detonó el caos ocurrió el treinta y uno de diciembre de cuando desapareció la Policía Federal de Caminos después de muchos años de servicio, y puntualiza: Aunque López Obrador prometió en julio de que la Policía Federal de Caminos continúa, esa no es función de la Guardia Nacional, mintió. El uno de enero de la Guardia Nacional tomó el control total de las carreteras federales. No se trata de nostalgia por gobiernos anteriores. Se trata de un hecho objetivo: se eliminó un cuerpo especializado con décadas de experiencia y lo reemplazaron con elementos sin capacitación adecuada. Los resultados hablan por sí solos.

EL PROBLEMA FALTA DE PERSONAL CAPACITADO

Hay estados donde antes había muchos elementos de Caminos. Hoy hay cientos de guardias nacionales, denuncia David Estévez, presidente de Antac. Pero no es sólo cantidad, sino capacitación especializada.

Y agrega: La Policía Federal de Caminos operaba sistemas de inteligencia especializados como redes de vínculos entre delincuentes, identificación de compradores de mercancía robada, rastreo de protectores y encubridores, y décadas de experiencia en modus operandi. En dos mil veintitrés los militares terminaron la limpia de expolicías federales. Elementos con diez a veinte años de experiencia fueron enviados a cuidar zonas arqueológicas. Llegaron novatos que chocan cientos de patrullas al año.

La Guardia Nacional no está preparada, pues toma uno o dos meses de clases en San Luis Potosí y los mandan a carreteras. No tienen sistemas de inteligencia especializada en robo a transporte; experiencia en patrones delictivos carreteros; redes de información con transportistas, ni conocimiento de rutas y zonas críticas. La Guardia Nacional nos ha quedado mucho a deber, dice Estévez. Su enfoque está en narcotráfico. Los asaltos en autopistas son secundarios. Por eso explotó en paro nacional, añade Consciente.

Entre las consecuencias tangibles, el reporte expone que los estados más afectados son Puebla, Estado de México, Jalisco, Guanajuato y Michoacán. Pérdidas económicas más de miles de millones de pesos. Promedio por robo más de un millón de pesos.

Violencia: gran porcentaje de robos involucran violencia. Además, gran porcentaje de empresas de transporte reportan extorsiones por policías municipales, estatales y hasta elementos de la Guardia Nacional. Monterrey, Michoacán y Nayarit son zonas donde autoridades cobran derecho de piso.

Por último, Consciente aclara que no se trata de defender sexenios anteriores. Los gobiernos del PRI y PAN tuvieron sus propios problemas de corrupción y complicidad con el crimen, pero los números son innegables: el sistema actual no funciona. Desmantelaron muchos años de experiencia especializada y lo reemplazaron con un modelo militar improvisado. El resultado: las carreteras nunca habían sido tan peligrosas. Y mientras el Gobierno Federal niega la crisis, los transportistas se organizan, bloquean carreteras en muchos estados y gritan lo que nadie quiere escuchar: este modelo fracasó. No es añorar el pasado. Es exigir que reconozcan el error y lo corrijan antes de que muera más gente. Los datos están. La solución no.

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