CRIMINALIZAR EXPRESIONES SOCIALES ES CASTIGAR EL LEGÍTIMO DERECHO A MANIFESTARSE: ELOY ROMERO
El verdadero daño a la nación no es la pintura sobre el bronce, sino la injusticia que sigue sin corregirse, sentencia.
San Francisco de Campeche.- Ante las declaraciones de la gobernadora Layda Sansores sobre sancionar a quienes dañen monumentos durante protestas, Eloy Romero Acuña, representante del movimiento Campeche por las 40 Horas, sentenció que criminalizar las expresiones sociales es negar el carácter público del espacio común y castigar el legítimo derecho a manifestarse, y que ninguna amenaza de cárcel podrá borrar lo que estas mujeres gritan con sus cuerpos y voces, porque lo que verdaderamente daña a la nación no es la pintura sobre el bronce, sino la injusticia que sigue sin corregirse.
Sostuvo que los monumentos no son verdades universales, sino relatos de poder construidos por quienes han decidido qué merece recordarse y qué debe ser silenciado, y muchas de esas estructuras “glorifican la colonización, romantizan la obediencia y reducen lo femenino a la maternidad y al cuidado”, dejando fuera las voces de quienes históricamente no han tenido el privilegio de contar su propia historia.
Romero Acuña expuso que cuando las mujeres, los pueblos originarios o las comunidades afrodescendientes intervienen un monumento, no lo hacen por destrucción, sino por resignificación.
A su juicio, esas acciones leen en las piedras lo que el relato oficial omite, es decir, la violencia, la desigualdad, la ausencia de justicia social, el maltrato recibido históricamente y la invisibilización.
El también docente de ciencias sociales destacó que el espacio público, como la memoria colectiva, siempre está en disputa, y que todo objeto, toda estatua, toda pared tiene una vida social, pero su valor no radica en permanecer intacto, sino en reflejar las transformaciones de la sociedad que la rodea.
Un monumento intervenido no pierde historia, la gana, porque refleja el momento en que la indignación fue más fuerte que el miedo, subrayó.