MUJERES DESPROTEGIDAS
Es aquí donde más se ha agredido a las mujeres, incluso con muchos casos de feminicidio desde que inició esta Administración. El discurso feminista y de anti-misoginia de la gobernadora, es solamente pose.
Las mujeres campechanas enfrentan, en este momento histórico que les ha tocado vivir, una de las más terribles e incomprensibles paradojas. Nunca habían estado tantas mujeres ocupando cargos de primer nivel, desde la Presidenta de la República, la gobernadora, alcaldesas, diputadas federales y locales, senadoras, integrantes del gabinete estatal, etcétera, y al mismo tiempo se han multiplicado las agresiones contra ellas, casi la totalidad de las cuales han permanecido en la impunidad.
No solo se trata de la golpiza contra las activistas de la agrupación Ley Sabina, que protestaban contra la imposición de Juan Pedro Alcudia Vásquez como magistrado, está también el despido de más de 80 “mujeres valientes” que estaban en la policía y que fueron cesadas por protestar contra su jefa, la negligente e inepta Marcela Muñoz Martínez.
Todas, toditas las mujeres indígenas del Estado y del país fueron insultadas por la gobernadora Sansores, al calificarlas como “lo peor que le puede pasar a una persona, es ser muer, pobre e indígena”. Jamás se les ofreció una disculpa, y tampoco hubo ningún acto de desagravio.
Les han dicho “animales” a las suegras, le han faltado el respeto a las mamás de los policías rebeldes, una exalcaldesa de la Junta Municipal de Carrillo Puerto –Griselda Puc Valverde—fue defenestrada, encarcelada y además le quemaron su vivienda solo por cuestionar al Gobierno de la señora Sansores.
Se ha ofendido desde aquí a diputadas federales, a la alcaldesa Biby Rabelo, a la presidenta del DIF Municipal, Martha Camacho, a periodistas como Fátima Monterrosa, a representantes de la oposición como Xóchitl Gálvez o Lilly Téllez, etcétera, y no se ha escuchado ningún reclamo de tantas y tantas mujeres que hay en el servicio público campechano.
Ni pedirle al Instituto de la Mujer del Estado de Campeche que recoja esas quejas y exija disculpas públicas o las indemnizaciones que correspondan –en los casos de Puc Valverde y de las policías despedidas por ejemplo– ya que Vania Kélleher de Sadek solo ocupa un espacio físico, pero ha incumplido con sus responsabilidades y obligaciones como representante de las mujeres campechanas. Con su cheque quincenal se da por bien satisfecha.
Por eso no sorprende que desde la tribuna del Congreso, el misógino y cobarde diputado morenista, Omar Talango Cervantes se haya atrevido a ofender impunemente a la diputada priísta Delma Rabelo Cuevas. Él sabe que vivimos en el Estado donde más se ha agredido a las mujeres, incluso con muchos casos de feminicidio desde que inició esta Administración—y que el discurso feminista y de anti-misoginia de la gobernadora, es solamente pose, ya que ella misma aún le debe una disculpa pública a las diputadas federales del PRI, a las que insultó.
Ni en los peores tiempos del priísmo se había agredido tanto a las mujeres. Qué paradoja para ellas. Qué desilusión para quienes creyeron en las que ahora nos gobiernan.