Opinión

LA BURBUJA DE CLAUDIA

Campeche mostró la peor asistencia al evento de la Presidenta Sheinbaum en comparación con los otros estados que ha visitado. ¿La razón? La gobernadora Sansores la quería lejos del pueblo…

Decepcionante, es el calificativo que los campechanos le pusieron a la más reciente visita de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. No solo tuvo en el escenario más famélico de toda su gira en comparación con Tabasco y Chiapas, sino que una vez más, el pueblo fue relegado a un segundo término, lo más lejos posible, cercados por vallas metálicas y  por cientos de militares vestidos de civil.

El objetivo se cumplió: lograron encapsularla para que solo tuviera cercanía con la “clase política” local, quienes fueron colocados en las primeras filas y en el trayecto que recorrería la Presidenta a su llegada y cuando se retirara. Por eso es que mientras que en Chiapas y Tabasco Sheinbaum pudo subir a sus redes sus selfies con el “pueblo”, en Campeche solo pudo retratarse con funcionarios de Gobierno y uno que otro colado.

Y conste que las fotos también tienen su mensaje. Por eso es que los aspirantes a la sucesión como Elisa Hernández Romero y Pablo Gutiérrez Lazarus se esmeraron en aparecer sonrientes y afectuosos con la mandataria. Y por eso Marcela exigió estar en primera fila al lado de su hijo Arturito, para que pudiera aparecer abrazada con Claudia para amarrar el pacto de impunidad transexenal. No sabemos si en el futuro esa foto será evidencia de algo más grave.

Los que no tuvieron acceso fueron los del pueblo bueno y sabio y la Presidenta  tampoco se refirió a ellos en su repetitivo discurso. No habló de la deuda con los proveedores de Pemex, no escuchó a los familiares de los tres desaparecidos de Candelaria, a quienes además despojaron de sus carteles y los retuvieron en un lugar donde no estuvieran visibles ni dieran lata.

Entre el público estaba la mamá de un joven con una discapacidad que denunció en su cartelón que lleva varios años gestionando la beca y tampoco la escuchó. Ni la volteó a ver. Productores de Xcupil y de otras comunidades rurales que también se colaron al evento, pedían caminos cosecheros y de acceso a sus comunidades. Nadie los atendió.

En las afueras de la Concha Acústica, integrantes de una organización que busca a los desaparecidos fueron relegados para que no se escucharan sus demandas. Los maestros que reclaman reformas a la Ley del Issste para recibir pensiones justas también fueron alejados. No atendió a pescadores, campesinos, colonos, estudiantes sin beca, productores despojados de sus tierras por el Tren Maya, y decenas de personas más que acudieron con la esperanza de que, al menos, les recibieran sus oficios y sus cartas. Nada de eso.

Claudia Sheinbaum solo sigue viendo al Campeche que le muestra la gobernadora Sansores. El de sus fantasías, el de sus conveniencias y apariencias, el de sus ambiciones futuristas. Y que el pueblo siga jodido.

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