Opinión

¿GOBERNABILIDAD?

Doña Liz no ha podido asumir el control político del Estado, como tampoco lo tuvieron ni Aníbal Ostoa ni Armando Toledo. Tampoco puede presumirlo la gobernadora Sansores…

Generó mucha expectativa la secretaria de Gobierno Elisa María Hernández Romero, para que los ciudadanos se interesaran en su comparecencia del pasado lunes. Suponíamos que iba a aprovechar esa plataforma para su lucimiento y lanzamiento en la carrera sucesoria, pero una vez más, nos quedó a deber.

Ni aprovechó la tribuna legislativa el pasado 7 de agosto, para enviar un mensaje de fortaleza y de que está lista –como dice su slogan—para la campaña que se avecina, y tampoco asumió esa actitud al comparecer ante los diputados con motivo de la glosa del IV Informe de Gobierno.

Quienes esperaban que la figura política de Hernández Romero observara un importante crecimiento aprovechando estas proyecciones que le pusieron como en bandeja de plata, se llevaron un gran chasco y el comentario en petite comité es que a doña Liz le falta muchísimo para asumir esa estatura que se requiere para abanderar la lucha por el mantenimiento de la 4T como Gobierno en Campeche.

Tal vez su principal problema es que ni ella, ni alguno de sus antecesores pudo garantizar la gobernabilidad en el Estado. No hay una semana en que no se presentan plantones, bloqueos o protestas por cualquier excusa, y cuando ese tipo de manifestaciones se presentan, lo que significa es que no hay control político, no hay diálogo, no hay consenso con los diversos actores políticos, para llevar la fiesta en paz.

Doña Liz no ha podido asumir el control político del Estado, como tampoco lo tuvieron ni Aníbal Ostoa ni Armando Toledo. Tampoco puede presumir la gobernadora Sansores que tiene presencia e influencia en estos segmentos sociales que protestan, porque a todos los traicionó. Ha preferido gobernar con su horda, con su tribu, con sus cómplices –con Seso Loco a la cabeza—en .lugar de cumplir lo que señala su logo sexenal: un Gobierno de todos.

En el entendido de que doña Liz representa los intereses de Layda Sansores y que su principal encomienda es darle continuidad –e impunidad—a su Gobierno, la posible candidatura de la secretaria de Gobierno empezaría con el pie izquierdo, con bastantes negativos en las encuestas, y con una sociedad ávida de revancha. Ya los engañaron una vez y no van a permitir que los vuelvan a llevar al baile.

Hay quienes argumentan, en defensa de Liz, que cualquier candidatura morenista a la gubernatura podrá ganar en las urnas, porque se cuenta con todo el aparato del estado, con los recursos presupuestales y con miles de activistas y brigadistas para garantizar los votos que se requieran, o para conseguirlos por la vía que sea. Y sí, puede ser. Prevalece el mismo esquema priísta de elección de Estado. Pero nadie debe confiarse. Hay rebeliones silenciosas que son las que tumban dictadores.

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