LocalesOpinión

Gobiernos sordos…

Hay cifras que hablan de que el monto que les adeudan ronda los 60 mil a los 100 mil millones de pesos. Es un saldo gigantesco, que ha hundido sin duda alguna la economía isleña…

Hace apenas unos cuantos días que estuvo en Ciudad del Carmen la presidenta de la República Claudia Sheinbaum, para prometer que ahora sí pagarán las facturas vencidas desde 2024 a los proveedores de Pemex, y ofrecer que se hará justicia a los reclamos de los isleños, cuando desde el Servicio de Administración Tributaria (SAT) se coloca el último clavo al ataúd a la economía carmelita con el embargo de cuentas bancarias de más de 50 empresas prestadoras de servicios petroleros.

Es una evidencia más de que nos encontramos ante gobiernos sordos. Uno, el de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que se ha negado a abanderar con valentía –como cuando era opositora por ejemplo—esa justa demanda de los empresarios registrados fiscalmente en Ciudad del Carmen, y que generan miles de empleos para sus habitantes.

Hace apenas unas horas –el jueves pasado—le dieron la oportunidad de expresarse en la “Mañanera del pueblo” que encabeza la presidenta Sheinbaum, pero evitó referirse a esos temas tan delicados. Es cierto, le aventó un leve reclamo a Pemex (“el petróleo fue bendición o maldición, regalo de la naturaleza o deuda no pagada” dijo en esa tribuna) pero la gobernanta no se lanzó al fondo del tema: el acoso fiscal contra los proveedores de Pemex, pese a que llevan años sin cobrar sus facturas.

La presidenta Sheinbaum también se ha negado a escuchar el reclamo de los empresarios petroleros. Hace apenas un mes –el pasado 29 de mayo—publicaron un desplegado en el diario Reforma denunciando los daños que sufren por el impago de Pemex. Y ahí pidieron una tregua fiscal, evitar que sean sancionados por no cubrir sus tributaciones. ¿Pero cómo van a pagar si no les han saldado ni un céntimo de lo que les adeuda?

Hay cifras que hablan de que el monto del débito ronda los 60 mil a los 100 mil millones de pesos. Es un saldo gigantesco, que ha hundido sin duda alguna la economía isleña.

Y a la pérdida de al menos 34 mil empleos desde el inicio de la crisis –de septiembre de 2024 a mayo de 2025 se perdieron 15 mil puestos de trabajo—hay que sumarle ahora la fuga de esas empresas que, acosadas, hostigadas y ahogadas por el SAT—van a tener que cerrar y buscar mejores horizontes.

Es increíble la insensibilidad política de estos gobiernos de la 4T. Prometen mucho pero no escuchan al pueblo, a la gente, y en este caso, a los empresarios agobiados porque se les ha caído el mundo encima.

Por eso es que muchos sostienen que –aunque les duela a los chairos y a los fanáticos cuatroteros—, estábamos mejor, cuando creíamos que estábamos peor…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *