Opinión

DURÍSIMO DESMENTIDO

Esas cifras aumentan la percepción ciudadana de que las cosas no van bien, y desmienten de manera dolorosa a Marcela Muñoz y a su jefa Layda Sansores, en el sentido de que somos de las entidades más seguras…

Mientras la secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez disfruta de sus vacaciones junto con sus familiares, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), difundió una información escalofriante: Campeche es la ciudad capital con mayor alza en asesinatos, con 260 por ciento.

La información complementaria señala que Campeche, junto con Culiacán y Hermosillo, son las ciudades con mayor incremento en el número de asesinatos. Nuestra capital, añade el documento, “pasó de cinco expedientes iniciados por homicidios en el periodo de referencia (enero-julio 2024), a 18 en 2025”.

Si comparamos las cifras de las otras entidades (Sinaloa pasó de 173 a 551 y Hermosillo, pasó de 10 a 110, por citar dos casos, pudiéramos pensar que la interpretación es “excesiva” por decir lo menos. No faltará algún asesor de la gobernadora Sansores que le sugiera culpar a los periodistas y a los medios de información por “exagerar” las cosas, pero hay que destacar que es una versión difundida por el SESNSP y no por los “enemigos” informativos de la gobernanta.

Lo que es cierto es que esas cifras aumentan la percepción ciudadana de que las cosas no van bien, y desmienten de manera dolorosa a Marcela Muñoz y a su jefa Layda Sansores, en el sentido de que somos de las entidades más seguras.

Ambas funcionarias deben entender que lo que los hechos señalan con prístina claridad, es que el fenómeno de la violencia está aumentando en Campeche, y que gran parte de la culpa –o de la responsabilidad—recae precisamente en Marcela, cuya ineficiencia e ineptitud están a la vista, y de la propia gobernadora, porque mantiene en su cargo a una persona que ha demostrado que nunca ha podido con el paquete.

Y no se trata de antifeminismo o misoginia. No es por su calidad de mujer o de foránea. Los resultados de su trabajo la reprueban de manera contundente. Sus comandantes foráneos se han dedicado a darse la gran vida, a exprimir los bolsillos de los campechanos sin pudor alguno, y en permitir que los grupos delictivos se apoderen de la plaza.

Campeche ha dejado de ser esa entidad pacífica que teníamos hasta hace cuatro años, y de manera vergonzante ya estamos como la capital donde –en términos porcentuales– se ha registrado el mayor incremento en el índice de homicidios.

Hay cifras que no se pueden maquillar y uno de esos casos es el de los asesinatos. Han ocultado los datos reales de la ola de robos, de extorsiones e incluso de violaciones. Pretenden culpar de la inseguridad a que los ayuntamientos no bachean o no tienen en buen estado el alumbrado público. Pero son excusas. La realidad es otra y se los ha planteado con crudeza el SENSP. Ojalá tomen nota de asunto y por lo menos ya se pongan a trabajar.

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