Opinión

DIF ESTATAL “EL MUSICAL”

Por: Martín Antonio Serrano Arroyo

¿En qué momento Laura Sansores Sanromán, entendió, que era una magnífica idea realizar su informe a manera de “travesía sensorial musical”?

Quién le vendió esta idea, se ha hecho acreedor a un pase directo al Bernardino Álvarez, quinto piso, zona de agitados, no hay forma de entender, justificar ni aprobar, lo sucedido esta noche del 23 de octubre de 2025, fecha que pasará a la historia por esta anécdota que espero, no se vuelva a repetir.

El principio fue de lo más normal, la cita fue en la Mansión Carbajal, el lugar estaba abarrotado, el calor era sofocante, el público se abanicaba con lo que podía, el conductor de la ceremonia, con voz engolada presentó a las autoridades que ya para ese momento les estaba sudando la parte baja de la espalda en donde se pierde su casto nombre, otros como Antonio Jiménez Pdte. del Congreso, permanecía estoico en su asiento sin moverse.

De pronto, suena las primeras notas de una canción que sirvieron de marco para que de manera dramática bajara la escalera del DIF Estatal, Laura Sansores, a los lados de la misma, decenas de veladoras la iluminaban, este momento místico no se lo imaginó Ernesto Alonso cuando grabó El Maleficio. Al pie de la escalera, como príncipe del reino la esperaba Braulio García y ya juntos caminaron hasta el centro de la pista cantando quien sabe que, García Ruiz detrás de su sonrisa nerviosa, pudo estar pensado, por el amor de Dios, ¿Qué hago aquí?

Mientras llegaban a la pista, García Ruiz intentaba colocar correctamente su voz, pero fue inútil, detrás de ellos a manera de comparsa, Karina Morales una de nuestras mejores voces y con ella la secundaban Rosalba Pérez Valencia y Raúl Gómez Lara.

Ya en la pista, Laurita Sansores, se engolosinó con esa ovación tan sincera que le brindó el público y que se sale del protocolo y se va a saludar a los presentes y detrás de ella sin saber qué hacer, los vocalistas, que bien pudieron fingir un desmayo para salvar la dignidad.

Creo que lo que más me impactó de la Pdta. Del DIF, es que no pudo presentar a todos sus cantantes, porque fue obvio que no sabe en qué área están, ni como se llaman.

Después vino un skecth entre Laura Sansores y Mario Pavón que intentó ser gracioso y ameno, pero…no lo fue, siguió un señor que no entendí que función realiza, después de dar su micro informe, lo tuvo que cantar, ¿Qué necesidad?

Posteriormente, un grupo de 4 empleadas salieron a cantar y bailar algo, posteriormente se escuchó como un trueno, la voz de los personajes de la línea del jaguar, que dicen que no se a cuantos miles de niños les han dicho sus derechos.

Cuando pensé que ya lo había visto todo, otro grupo de empleados con menos destreza que el anterior salió a entonar una polka y mientras esto sucedía, Laurita Sansores, falda en mano, nos deleitó con una coreografía, que ni Dora María en sus buenos tiempos.

En este delirio musical, también participó la talentosa fotógrafa Gaby Flores de Relaciones Públicas DIF, no la vi muy convencida, pero, pues ni modos.

Qué pena ver desperdiciado el talento de Karina Morales y Fabián Arroyo, en este sainete que nunca debió existir.

Al final, varios empleados de esta oficina rodearon la pista para hacer su coreografía, la cual, por un momento hizo que la Mansión Carvajal que alberga el DIF Estatal, pareciera templo evangélico.

No entendí porque o para qué hacer esto, los empleados tuvieron que enviar sus videos cantando para poder hacer casting, ¿por qué exponerlos de esta forma?

Entre ser original y hacer el ridículo, hay una línea divisoria casi invisible, por lo tanto, en muchas ocasiones, esta se cruza sin quererlo.

¿De verdad, fue necesario esta comedia musical mal escrita, para informarnos los logros del DIF? Pertenezco a la generación de la formalidad, el protocolo y el respeto incondicional. No quepo en estas innovaciones desproporcionadas.

Esto es sólo mi opinión, no es el evangelio.

Martin Antonio Serrano Arroyo

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