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CAMPECHE GUARDA SILENCIO POR MIEDO; 4 EJECUTADOS EN MAYO Y 40 EN LO QUE VA DEL AÑO

Campeche, un estado antes conocido por su tranquilidad, enfrenta hoy una realidad sombría: el miedo se ha apoderado de sus ciudadanos. La creciente ola de inseguridad, marcada por ejecuciones, robos y asaltos violentos, ha sembrado el terror entre la población.

El incremento de la criminalidad, la aparición de nuevas formas de delincuencia más violenta, la inseguridad en las calles, la impunidad del delito y la deficiente participación de las corporaciones policiales, han acrecentado la inconformidad de la sociedad que ya no quiere hablar por miedo.

En las calles, los rostros reflejan preocupación, pero las palabras escasean. La amenaza de represalias ha generado un ambiente de autocensura, donde nadie quiere hablar ni opinar. Comerciantes, vecinos y ciudadanos en general prefieren mirar hacia otro lado cuando ocurren hechos delictivos, incluso a plena luz del día. “Es mejor no decir nada, si hay miedo, tenemos miedo, es mejor no hablar”, expresaron brevemente personas consultadas en las inmediaciones del mercado “Pedro Sainz de Baranda”, dejando en claro que el silencio es una forma de protección.

Tan solo en los 16 primeros días de mayo, se han registrado cuatro ejecuciones, lo que suma un total de 40 en lo que va del año. Este dato refleja una escalada preocupante en los niveles de violencia, especialmente en barrios y colonias donde el miedo se ha vuelto parte del día a día.

La percepción generalizada es que los responsables de estos actos actúan con total impunidad, mientras las denuncias disminuyen por la falta de confianza en las autoridades y en el sistema de justicia.

A pesar de la gravedad del panorama, la respuesta de las autoridades ha sido nula y sin rumbo claro. La falta de una estrategia firme para enfrentar la violencia solo agrava la crisis. Los campechanos se sienten desprotegidos y abandonados por un gobierno que prometió bienestar y seguridad, pero que hasta ahora no ha logrado contener la inseguridad.

La inseguridad no solo arrebata pertenencias, también destruye la libertad, la confianza y la esperanza.

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