Opinión

DIFAMACIONES

El “martes del Jaguar” ha sido desde sus inicios una plataforma para la difamación y el linchamiento público desde la palestra donde Layda Sansores se siente todopoderosa

Es trascendental el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que determinó que “el programa ‘quién es quién en las mentiras’, transmitido durante las mañaneras presidenciales, viola el derecho humano a la libertad de expresión, al usar recursos públicos para estigmatizar a periodistas, investigadores y ciudadanos críticos al poder”.

Si bien es cierto que “La Mañanera” del expresidente López Obrador ya no está al aire, los mismos vicios se siguen repitiendo en “La Mañanera del pueblo” que preside la presidenta Sheinbaum, y más aún en “Los Martes del Jaguar” que conduce la gobernadora de Campeche, Layda Sansores.

Un análisis de expertos en la materia sobre los “martes” de la gobernadora, concluye que “reproduce los mismos vicios señalados por la Corte: vulnera el principio de presunción de inocencia, promueve la censura disfrazada y usa recursos públicos para desacreditar a ciudadanos que no se alinean al régimen. Se ha convertido en un ejercicio sistemático de linchamiento político y mediático”.

Apenas el pasado martes, Sansores San Román utilizó ese espacio púbico, financiado con el presupuesto estatal, y donde trabaja personal que cobra en la nómina del Gobierno del Estado, para criminalizar a la presidenta del DIF Municipal, Martha Camacho. Presentó públicamente su caso para condenar que no haya sido arrestada las 48 horas reglamentarias “por conducir con aliento alcohólico”, y repudiar que se haya preocupado por atender al motociclista a quien atropelló de manera accidental. Desvirtuó los hechos para someter a la funcionaria a al reclamo público.

Es solo un ejemplo de la forma como Sansores San Román arremete contra sus adversarios, sean o no de su partido, pues lo mismo ha desprestigiado a Alejandro Moreno Cárdenas, a Eliseo Fernández Montufar, a Biby Rabelo de la Torre, al rector José Alberto Abud Flores y al exdiputado federal José Luis Flores Pacheco, que a gente de su partido como Ricardo Monreal, Adán Augusto López Hernández y a otros más que, por alguna u otra razón, tuvieron diferencias de pensamiento con ella.

El “martes del Jaguar” ha sido desde sus inicios una plataforma para la difamación y el linchamiento público desde la palestra donde Layda Sansores se siente todopoderosa. Desde ahí concede exoneraciones a los suyos, y tacha de corruptos y misóginos a sus contrarios, sin concederles en ningún momento el derecho de réplica.

Es entonces su programa de los martes, una nueva expresión de su abuso de poder. Es también, como ella misma ha repetido en contra de sus críticos, un espacio en donde incurre en libertad de agresión, violentando la libertad de expresión. Espacio en donde también ha incurrido en misoginia contra diversas personalidades de la vida pública y jamás les ha ofrecido disculpas, a pesar de que los tribunales federales se lo han ordenado. Una prueba más del doble discurso, de la hipocresía y de la incongruencia de quien falsamente se ostenta como luchadora social.

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