PIELES SENSIBLES
Ella es sinónimo de represión, de censura, de intolerancia y de autoritarismo, lo que ha venido manchando no solo a su nefasta Administración, sino en general, a todo el movimiento denominado 4T.
Además de la falta de resultados, de la opacidad en el manejo de los recursos públicos, del nepotismo, la corrupción, la impunidad, el saqueo y el tráfico de influencias, si algo ha caracterizado al Gobierno de Layda Sansores en Campeche es su aversión a la crítica periodística y su obsesión por encarcelar a quienes tienen la osadía de hacerle señalamientos públicos adversos.
La nueva embestida contra la libertad de expresión en Campeche se puso de manifiesto el pasado fin de semana, cuando los periodistas Huber Carrera Palí y Carlos y Abraham Martínez Caamal fueron obligados a ofrecerle disculpas a la gobernadora Sansores, por haberla cuestionado en su programa de análisis de la Barra Noticias.
El tema fue abordado en los medios nacionales de información, y el nombre de la señora Sansores San Román fue vinculado de nueva cuenta con el sello de la censura y de la represión a la libertad de expresión.
Puede ser que la señora Sansores haya ganado una batalla jurídica, porque tiene en sus manos todo el presupuesto del Estado para comprar jueces y magistrados, pero una vez más la gobernadora de Campeche perdió la guerra mediática. Ella es sinónimo de represión, de censura, de intolerancia y de autoritarismo, lo que ha venido manchando no solo a su nefasta Administración, sino en general, a todo el movimiento denominado 4T.
El morenismo ya es sinónimo de censura y de intolerancia. Porque no es solo Layda Sansores la que ha usado su poder para acallar a sus críticos, sino que su mal ejemplo ha cundido, y ya son por lo menos una veintena de comunicadores los que han sido sancionados por temas diversos, principalmente violencia política en razón de género.
La repetición de esos casos nos lleva a pensar que se trata de una estrategia nacional para que los ciudadanos ya no puedan expresarse libremente, y tampoco puedan cuestionar los pésimos resultados del Gobierno guinda. Gobernadores, diputados federales, senadores, presidentes municipales y otros representantes de los gobiernos de la 4T recurren a los tribunales para impedir la crítica pública.
Todos han demostrado tener la piel muy sensible y la cabeza muy dura para no entender que en virtud de sus cargos públicos, son ampliamente susceptibles a la crítica política. Les cuesta entender que si no quieren ser cuestionados, tienen una salida fácil y sencilla: renunciar a sus puestos y regresar a su vida privada, en donde nadie se meterá con ellos.