Policía segregada
Si las fuerzas federales no confían en la policía estatal, por algo será, alguna información tienen que nosotros desconocemos, y creo que deberían tomarse acciones al respecto…
Mientras revisaba su periódico y se deleitaba con las noticias del día, al poeta Casimiro le llamó la atención una nota donde se daba cuenta de un operativo exitoso en la colonia más peligrosa de la capital, donde fueron detenidos al menos tres narcomenudistas y se decomisó producto venenoso para nuestras juventudes. Lo que lo sobresaltó fue enterarse que en esas acciones no participaron los elementos de “la mejor policía del país”.
–¿Y por qué no los invitaron?, cuestionó socarronamente don Memín. ¿Será que algo les saben y por eso evitaron que les dieran el chivatazo a las narcotienditas que operan en esa zona?”
–Será el sereno, contestó de inmediato doña Chela, pero lo que fue obvio al no incorporarlos al operativo, es que no confían en ellos. Seguramente que la comandanta originaria de la ciudad de las momias se enteró de los resultados cuando se publicó la nota en los medios, ya que es evidente que desde su dependencia se protege a los malosos”.
–No hizo mucho ruido ese hecho, concedió don Julián, pero ¡claro que es un asunto grave! Si las fuerzas federales no confían en la policía estatal, por algo será, alguna información tienen que nosotros desconocemos, y creo que deberían tomarse otras acciones, ya que a los ciudadanos de a pie sí nos dejan a merced de esos pillos que solo buscan pretextos para estarnos extorsionando”.
–Seguramente que en su bodrio de los martes van a seguir presumiendo sus “grandes logros” y van a decir que eso que se publicó es mentira, o que fue la propia comandanta la que encabezó el operativo y con sus delicadas y bien manicuradas manos detuvo a los malandros, ironizó como siempre don Memín. Lo que es cierto es que no confían en ellos ni las propias autoridades federales. Por algo será, por algo será”, masculló.
–Ahora entiendo por qué ponen a los pobres policías a limpiar alcantarillas y drenajes, intervino doña Chela. Algo tienen que hacer, y aunque esa no es propiamente su labor, tienen que desquitar de alguna manera su sueldo, y el combate a los narquitos no es lo suyo, ya que muchos de ellos reciben su “mochada” semanal para darles protección. Eso lo sabemos todos, y si sus jefes se hacen guajes es porque a lo mejor comparten ganancias”, concluyó.