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EXPEDIENTE | LAYDA: RUMBO A UNA REAL DICTADURA

A confesión de parte, relevo de pruebas, reza viejo adagio muy socorrido en el gremio de la abogacía, pero que también se aplica en cualquier ámbito de la vida cuando el delincuente, culpable, infractor o evasor de alguna de las reglamentaciones de nuestra sociedad, admite su culpa y confiesa detenidamente sus faltas.

Eso hizo la senil, corrupta, arbitraria y totalitaria gobernadora Layda Elena Sansores San Román, al anunciar en Escárcega, en reunión con autoridades educativas del nivel medio superior, que se va quitar su máscara de incluyente, demócrata y tolerante, para asumir “descaradamente” su verdadera faceta de autoritaria, intolerante, hipócrita, farsante, y además, activista de la 4T.

Lo dijo así: “Hoy tomé una determinación. Los gobernantes suelen ser hipócritas, tienen sus preferencias y sus ideologías, pero hacen como que gobiernan para todos”.

“Sí voy a gobernar para todos, continuó, voy a atenderlos a todos, a los hijos del diablo, a los hijos del cielo, a los colores que quieran…, pero yo me convierto descarada y abiertamente en una activista de la cuarta transformación, y de esta nueva forma de mirar de este nuevo Gobierno, porque no vamos a perderlo, esta es una revolución que iniciamos hace muchos años por un liderazgo irrepetible, porque viene una mujer que es también carne viva de este movimiento, y no lo vamos a dejar morir en los brazos de la derecha, que no tiene escrúpulos”.

“Se acabó. En cada escuela que vaya, en cada lugar que me pare, siempre hablo de López Obrador y ahora también, como dice el maestro Ramón, de esta revolución de las conciencias, y yo espero que los directores, porque los conozco a todos, hay unos que se entregan y otros que hacen como que se entregan. No. Para los tibios no hay cabida en este Gobierno”.

“Sépanlo. Si no tienen pasión, si no creen en lo que estamos haciendo, ¿para qué diablos ocupan puestos directivos? A esos les pedimos de antemano su renuncia, que se vayan, no caben”.

No parece que este haya sido uno de los frecuentes exabruptos de la senecta mandataria, sino una advertencia de lo que va a hacer en esta segunda etapa de su Administración, en la que para cumplir sus amenazas “descaradamente”, deberá empezar por cambiar el slogan de “Gobierno de todos” y poner por ejemplo el de “Gobierno sectario”, o “Gobierno sólo para morenistas”.

Al igual que los recalcitrantes fanáticos religiosos que en las puertas de sus casas colgaban carteles con la leyenda: “Aquí somos católicos y no aceptamos a los de ninguna otra religión”, deberá emitir un decreto en que se especifique que en Campeche ya sólo se atenderá a los morenistas.

Son posturas políticas condenables y repudiables desde cualquier punto de vista moderadamente objetivo, ya que nos pone en la antesala de un Gobierno dictatorial. Los morenistas se acercan a convertirse en lo que tanto criticaron en su momento respecto de otras administraciones.

Es también una amenaza real y permanente para todos los que no pensamos igual, sea porque no creamos en los postulados de Morena, en los principios de esa falsaria 4T, o porque los gobernantes emanados de esas siglas, disque guiados bajo esos principios, nos hayan decepcionado absoluta y totalmente.

Un riesgo enorme se cierne desde ahora sobre sociedades democráticas como la de Campeche. Y es que en su afán de perpetuarse en el poder, para mantener los principios hipócritas e incumplidos de la 4T, les apura desaparecer las instituciones autónomas (en lo que ya han avanzado bastante), destruir las instituciones democráticas (como han pretendido durante todo el Gobierno lopezobradorista), y que ya no exista una auténtica división de poderes (como ya sucede en Campeche y se pretende a nivel nacional con el famoso Plan C), a fin de que los principios doctrinarios de este Gobierno sean de obediencia absoluta y generalizada.

Así operan el Gobierno comunista de Cuba y los regímenes autoritarios, donde la falta de pluralidad y tolerancia es característica principal. Así fue el México presidencialista priísta del siglo pasado, en eso mismo se está convirtiendo la 4T de Morena. Estamos sufriendo una regresión, para colmo dirigida por expriístas.

Es una advertencia muy seria, y muy preocupante, de que México (y empezamos por Campeche) se encamina a una verdadera dictadura, algo que tanto negaron los morenistas, pero que ahora, con el poder en las manos, confiesan sin rubor y sin vergüenza, como si fuera algo que debería aplaudírseles. Qué estúpido y lamentable.

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