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EXPEDIENTE | CONFIRMA SUMISIÓN EL PODER JUDICIAL

A través de paginitas digitales chayoteras a su servicio, a las cuales arroja migajas para tenerlas como focas aplaudidoras, el director de la Unidad de Comunicación Social del Gobierno del Estado, Walther —con h— Patrón Bacab, presumió haber ganado su demanda de daño moral contra Organización Editorial del Sureste y el director de TRIBUNA, Jorge Luis González Valdez.

Se trata de una resolución de la jueza primero de lo Civil de primera instancia del Primer Distrito Judicial del Estado, Maribel del Carmen Beltrán Valladares, que ya se veía venir, que era previsible, y que viene a reafirmar que el Poder Judicial del Estado de Campeche está sometido a los dictados de la corrupta y mentirosa gobernadora, Layda Elena Sansores San Román, para subyugar a sus críticos.

Hay que advertir que no es una sentencia definitiva, hay otras instancias que, si no están doblegadas, seguramente corregirán las torpezas, inexactitudes, contradicciones y lamentables aberraciones que la jueza Beltrán Valladares aceptó validar con su firma, y que sirven para documentar la sumisión de los jueces al poder en turno.

Sirva este ejemplo como anticipo de lo que pueden esperar los mexicanos si prospera la intentona gubernamental de reformar al Poder Judicial Federal: jueces y magistrados al servicio del Ejecutivo para mantener sojuzgados a los ciudadanos, y acallar toda crítica a quienes gobiernan con torpezas, abusos y excesos, como la nefasta Layda Sansores.

Del resolutivo firmado por la jueza Maribel del Carmen Beltrán Valladares habrá que hacer algunas acotaciones para ilustrar su ignorancia o su entreguismo absoluto, pues sentencia a Organización Editorial del Sureste y al supuesto director general de TRIBUNA, Jorge Luis González Valdez, de haber incurrido en daño moral contra Walther —con h— Patrón Bacab, por replicar publicaciones de El Universal, así como las denuncias públicas de la diputada Tania Nanette Larios Pérez y de la alcaldesa de la Álvaro Obregón, Lía Limón García, en contra del hoy director de la Unidad de Comunicación Social del Gobierno del Estado. No hay sostén en su petición, en su demanda de reparación de daño moral, porque moralidad no tiene.

Fueron varios medios informativos y páginas digitales los que replicaron la misma información, y no obstante que un juzgado civil desechó apenas en diciembre del año pasado la demanda por daño moral contra el periodista Carlos Martínez Caamal y su página La Barra Noticias —por las mismas causas esgrimidas contra Organización Editorial del Sureste y TRIBUNA—, a la sumisa jueza Beltrán Valladares le pareció que en esta ocasión, Patrón Bacab sí acreditó el daño moral. Torpeza inaudita. Brutal entreguismo.

La jueza expone el criterio legal de que el daño moral es “la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás producidas por un hecho ilícito”. Hay que advertir además que debe existir dolo e ilicitud en la conducta.

Habrá que detenernos en esta consideración y preguntar: ¿desde cuándo es un hecho ilícito publicar declaraciones de actores políticos o personajes públicos, o replicar la información que las agencias informativas difunden?

¿Cómo pudo acreditar Patrón Bacab la afectación a sus “sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos”? ¿A sus sentimientos? ¿Cuáles? ¿O desde que TRIBUNA replicó las publicaciones de El Universal y las declaraciones de Tania Larios, el vocerito dejó de sentir? ¿Se divorció o lo cortó su pareja? ¿Dejó de tener afectos? ¿Perdió la fe para sostener que le dañaron sus creencias? ¿Extravió el decoro? ¿Tenía y ya no tiene dignidad? ¿Se afectó su reputación y perdió su empleo? Que sepamos, sigue trabajando en Comunicación Social e incurriendo en ilícitos, aprovechando su posición.

Si se le afectó en su vida privada, ¿le precisó a la jueza en qué consistieron esos daños? ¿Se le dañó su aspecto físico y desde que salieron las referidas publicaciones le salió cabello en su testa y dejó de estar alopécico? Por lo que se ve, el tipejo sigue igual que antes. Con mejores perspectivas de enriquecimiento.

Lo curioso es que para “comprobar” que sufrió daño moral, Patrón Bacab no tuvo empacho en presentar a su mamá como la dañada, pero nunca acreditó algún diagnóstico psiquiátrico, estudio psicológico o dictamen médico que confirmen y corroboren tal daño. La jueza se basó en el testimonio de una “amiga” que declaró que le constaba que a la señora “le hizo mal” leer las notas de TRIBUNA. Si así fuera, ¿por qué no culpó a quien le dio a leer los textos? ¿Habrá recriminado a su hijo para que deje de estar incurrir en corruptelas, como cobrar a su nombre casi medio millón de pesos al mes en la Safin? ¿Cuál moral, si ambos son corruptos?

Se queja de que en TRIBUNA y en otros medios, se le ha señalado como “prestanombre” de Gerardo Sánchez Sansores, alias “Seso Loco”, pero olvida que se aportaron durante el proceso documentos oficiales que prueban que son socios en la empresa Worgcorp, que juntos han participado en diversos eventos y negocios, y que él recibió contratos para prestar servicios en la Alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México, cuando Layda Sansores, tía de su socio, era la alcaldesa. ¿Tráfico de influencias o no? Pagos por servicios no prestados. Y cínico como es, no lo negó.

Así fuera por tres millones 364 mil pesos, como él mismo mostró en las facturas, o por 34 millones, como denunció la diputada Tania Larios en la Cámara de Diputados de la Ciudad de México, el hecho ilícito es que incurrió en tráfico de influencias y que la entonces alcaldesa Layda Sansores benefició de manera maliciosa a su sobrino Seso Loco.

Todo se encuentra debidamente documentado, pero la jueza Beltrán Valladares no lo leyó, o aceptó la recomendación de sentenciar de acuerdo a las necesidades del socio y empleado del Seso Loco, que por encontrarse en la cúspide del poder estatal ordenó a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Leticia Lizama Centurión, sugerir a la jueza dicho razonamiento. Colusión, pues.

Sí en cambio acusó a TRIBUNA de no haber corroborado la veracidad de las publicaciones de El Universal, ni verificar que las denuncias de la diputada Tania Larios y de la alcaldesa Lía Limón fueran ciertas. Es decir, a partir de este criterio de la ilustrada jueza, ya no podremos hacer publicaciones, por ejemplo, del papa Francisco, sin antes ir a la fuente de la información para corroborar su veracidad. Qué ignorancia. Qué estupidez. Qué entreguismo. Qué vergüenza. Desconocimiento de la función periodística y retorcimiento de las leyes para adecuarla a las necesidades de Patrón Bacab.

Insistimos, se acató la instrucción de la nefasta y vengativa gobernadora Layda Sansores, para mostrar que tiene la sartén por el mango y puede condenar a quien se le pegue en gana, así sea bajo criterios estúpidos, absurdos, contradictorios y aberrantes, como los expuestos por la jueza Maribel del Carmen Beltrán Valladares.

Pero bueno, hay otras instancias para que le enmienden la plana y para que ubiquen al vocerito deshonesto, cínico, perverso y desviado, que presume triunfos que en realidad son pruebas de la corrupción que ha generado la llamada 4T. Que Walther —con h— Patrón Bacab no cante victoria. Está muy lejos de que la filmación de esta película termine.

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