EL DIARIO DE LA TÍA | 31 DE OCTUBRE DE 2025
“Pidió nuestra opinión sobre el servicio, y después nos gritó que las cosas así se van a quedar, y que no hay marcha atrás. ¿Para qué carajo nos pide nuestra opinión si no nos va hacer caso?” cuestionó.
–“¡Es el colmo!”, exclamó extrañamente encabritado el bolero don Memín. Era raro verlo molesto, ya que por lo común gustaba encontrarle el lado amable a todas las cosas, y se reía hasta de las situaciones más absurdas. Por eso es que, mirarlo en ese estado de alta indignación, asombró a sus amigos de tertulia.
–“¿Te asaltaron en el camino? ¿Te detuvieron los corruptos policías y te decomisaron tu triciclo? ¿Te dejó el camión? ¿Te abandonó tu mujer?” le preguntó intrigada pero más pendiente del chisme su comadre doña Chela.
–“Nada de eso, respondió. Tuve la mala suerte de que antier se me poncharon dos llantas de mi triciclo, y no pude mandarlas reparar porque no me alcanzaba el dinero. Así que decidí salir a trabajar en los nuevos camiones chinos, aprovechando que son días gratuitos. En mal momento, porque tardé casi dos horas en llegar desde Siglo 21 hasta el centro de la ciudad. Primero largas filas y a esperar que llegara el autobús. Luego otra fila para transbordar y luego otra fila para otro transbordo porque me mandaron a una ruta que no era la mía. Eso y la lentitud con que circulan me hicieron perder horas valiosas de mi vida” lamentó.
–“Exactamente lo mismo nos pasó a miles y miles de ciudadanos de la capital, coincidió el poeta Casimiro. Ahora es cuando comprendimos que lo barato sale caro, pues resulta que por tomar un servicio gratuito tuvimos que perder largas horas, mucha gente llegó tarde a sus trabajos o a la escuela y los regresaron, por lo que fue un día perdido. Es un caos el servicio. Lo peor que haya visto en los últimos 40 años” aseveró.
–“Pero eso no es lo peor, intervino otra vez don Memín, ya que cuando terminé de trabajar por la noche, y me dispuse a ir a abordar otro de esos camiones en el paradero que me indicaron, tardé horas en esperar porque había varias colas. Los autobuses circulaban lento, y para colmó llegó la Tía Gobernanta dizque para escuchar las opiniones de la ciudadanía, y cuando vio que tooooodos estábamos pidiendo que se vuelva a las rutas de antes, nos gritó que no. Que las cosas así se van a quedar, y que no hay marcha atrás. ¿Para qué carajo nos pide nuestra opinión si no nos va hacer caso?” estalló.
–“Pues así como tú, le dijo el viejo Julián, están miles y miles de ciudadanos. Es el colmo que ni siquiera un buena obra, que es la puesta en servicio de 102 autobuses nuevos, haya servido para que la gente quede contenta. Y no es que se les dé gusto a todos, no. Pero tampoco se trata de perjudicarlos a todos, y eso es lo que hicieron los foráneos que planearon los nuevos itinerarios, paraderos, rutas troncales y alimentadoras del nuevo Ko’ox. Ni para eso sirven”.
–“Bueno, expresó doña Chela. Una puede perdonar que se equivoquen, siempre y cuando, corrijan las fallas. Pero estos tarados todavía la riegan y mantienen la terquedad de seguir haciendo las cosas mal. Luego porqué la gente les mienta la madre. Eso es lo menos que se merecen por ser tan ineptos, soberbios y tercos” aseveró.

