CIRCULA ENREDES: APROVECHAMIENTO AGRÍCOLA CONTRA DEVASTACIÓN ECOLÓGICA POR EL TREN MAYA, ALERTAN
En sus redes sociales, Salvador Trujillo Rodríguez expone que mientras el campesino produce, el Tren Maya todavía promete, mientras el Gobierno Federal incrementa el gasto generando pérdidas y el productor invierte generando riqueza, resalta que la diferencia radica en el resultado y denomina a su escrito como “Una mirada entre los surcos menonitas y los rieles del Tren Maya”.
A continuación su texto:

Quintana Roo.— Mientras comunidades menonitas transforman tierras en zonas productivas mediante métodos agrícolas intensivos, el Gobierno Federal sigue sin aclarar cómo y cuándo el Tren Maya será rentable, a pesar del daño ambiental ya provocado por su construcción.
Los menonitas, asentados desde hace décadas en regiones como Hopelchén, Campeche, o Salamanca, Quintana Roo, han sido señalados por la tala de selva para establecer cultivos mecanizados de maíz y soya.
Sin embargo, su sistema de producción ha logrado generar alimentos, empleos y riqueza tangible, lo que contrasta con otros megaproyectos gubernamentales que todavía navegan entre el discurso de desarrollo y la incertidumbre económica.
PRODUCCIÓN Y AUTOSUFICIENCIA
El aprovechamiento agrícola, entendido como el uso planificado y racional de tierras para la producción de alimentos, implica un equilibrio entre utilidad económica y sustentabilidad ambiental.
Aunque no exento de críticas, el modelo menonita ha sido funcional porque cada hectárea deforestada es utilizada de inmediato para producir bienes agrícolas, se incorporan técnicas de riego, rotación de cultivos y maquinaria propia.
LA PRODUCTIVIDAD ES VISIBLE Y CUANTIFICABLE
En contraste, muchas zonas deforestadas por el Tren Maya aún permanecen abandonadas o cubiertas por escombros.
Hay tramos inconclusos, estaciones sin vida y promesas de derrama económica que no han llegado a las comunidades indígenas.
IMPACTO AMBIENTAL SIN JUSTIFICACIÓN
Cuando hablamos de devastación ecológica, nos referimos a una destrucción ambiental irreversible que no guarda relación con beneficios productivos a corto ni largo plazo.
El trazo del Tren Maya ha implicado la fragmentación de selvas, contaminación de cenotes, afectación de especies endémicas y desplazamiento de comunidades rurales, todo con una planeación deficiente y sin los estudios de impacto ambiental adecuados en varios tramos.
Paradójicamente, mientras se acusa a los menonitas de deforestar para sembrar, al Tren Maya se le celebra la tala sin cosecha.
No hay vagones llenos ni pasajeros constantes, y los informes de rentabilidad brillan por su ausencia.
DESARROLLO ¿PARA QUIÉN?
El debate no debería ser entre “producir o conservar”, sino entre conservar lo que vale y aprovechar lo que puede dar frutos sostenibles.
Si bien es cierto que ambos casos implican una modificación del entorno natural, la diferencia radica en el resultado…el campesino produce, el tren todavía promete.
Mientras los surcos de los menonitas dejan maíz, los surcos del Tren Maya han dejado selva mutilada y polvo acumulado.
