CANDELARIA SIN LEY
Lo cierto es que con cárteles o sin ellos, las manifestaciones de la violencia se han incrementado sensiblemente en territorio campechano, mientras nuestras autoridades siguen demostrando total ineptitud…
Si el asesinato a balazos de la empresaria ganadera Aracely Contreras Luna en julio pasado, generó airadas reacciones y protestas de las asociaciones ganaderas de la región, el secuestro y homicidio del empresario hotelero Manuel Grajales, de 90 años de edad, propició el unánime repudio ciudadano, y la condena por la ineptitud e incompetencia que han demostrado las autoridades encargadas de nuestra seguridad, principalmente Marcela Muñoz Martínez.
No exageran quienes desde hace varios años han calificado a la región de Candelaria como una “zona sin ley” y las narraciones de familias desplazadas, agredidas, violentadas y en ocasiones asesinadas es más que escalofriante. “Hay pueblos y regiones en donde ni el Ejército se atreve a entrar” narran testigos de esa increíble situación que se vive en esa inhóspita región del Estado.
No solo se tienen reportes de trasiego de enervantes, de tráfico de armas, de drogas y de indocumentados, sino de todas las manifestaciones habidas y por haber, de la delincuencia organizada, de esos cárteles que la secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez, se niega a reconocer.
Apenas el viernes pasado durante una conferencia de prensa a modo, con periodistas chayoteros, matraqueros a sueldo y prestanombres de las paginitas digitales que arma el Seso Loco, la comandanta Marcela repitió que en Campeche no existe ningún cartel y que las que operan son células de esas organizaciones delincuenciales.
Es probable que la inepta titular de la SPSC necesite que una de esas organizaciones se denomine “Cártel de Candelaria”, “Cártel Carmelita” o “Cártel de los Marcelos” para que empiece a creer que están aquí y que están causando problemas, para que se decida a actuar. A menos que el impedimento para hacerlo se llame en realidad complicidad.
Lo cierto es que con cárteles o sin ellos, las manifestaciones de la violencia se han incrementado sensiblemente en territorio campechano. No habrá manera de maquillar el lamentable y repudiable secuestro y homicidio de don Manuel Grajales, como no se pudo ocultar el crimen de la ganadera Aracely Contreras, o el secuestro de los tres campesinos que siguen sin aparecer, pero esos hechos confirman que Candelaria es una zona sin ley.
Al igual que en Sinaloa, donde un gobernador morenista ha mostrado incapacidad absoluta para bajar la elevada criminalidad que ahí se registra, lo mismo ocurre con el municipio de Candelaria, donde también, para variar, gobierna otro morenista.
¿Es casualidad que en las regiones que ellos llegan a gobernar se incrementa de manera alarmante el nivel de violencia y aflora en la calle la disputa por el control de la plaza? ¿Hay otras razones –complicidad por ejemplo—para que eso esté sucediendo en esas, y otras entidades y municipios del país gobernados por miembros del mismo partido?