Muere un cura en Bérgamo tras donar su respirador a un paciente más joven
Llevaba 14 años como arcipreste de Casnigo, una localidad de unos 3.000 habitantes de la provincia de Bérgamo, una de las más afectadas por el Covid-19. El padre Giuseppe Berardelli falleció la semana pasada, con su muerte, ya son 50 los curas que han muerto en Italia desde que se desató el brote de coronavirus, hace ya un mes.
Giuseppe, a sus 72 años, murió en un hospital en Lovere (Lombardía), después de haberse infectado por coronavirus. Desde su círculo reconocen que el año pasado ya había tenido problemas de salud. También recuerdan su “sonrisa perenne” y su disponibilidad y amabilidad hacia todos, creyentes y no creyentes.
De hecho, cuando sus feligreses se enteraron de que se había contagiado de coronavirus, no dudaron en intentar ayudarle y le compraron un respirador. Este equipamiento es vital cuando el Covid-19 entra en la peor fase, atacando a los pulmones e impidiendo al paciente respirar con normalidad.
Sin embargo, desde el hospital donde estuvo ingresado han contado ahora al medio local “Araberara” que Giuseppe se lo donó a un paciente más joven que él, que estaba ingresado en el mismo hospital.
Con los sistemas sanitarios desbordados por la pandemia, la edad y las patologías previas se miran con lupa en la lucha contra el coronavirus.
No hubo funeral, pero los residentes de Casnigo aplaudieron desde sus balcones en honor a su querido párroco.
“Era amado por todos, incluso sus antiguos feligreses seguían viniendo desde Fiorano para visitarlo”, recuerda el alcalde de Casnigo, Giuseppe Imberti. “Tenía una capacidad increíble para resolver problemas económicos, para llamar a las puertas correctas en busca de ayuda”.