FE Y POLÍTICA
Ni haber recurrido a abogados, notarios oficialistas y panegiristas a sueldo, logró eliminar la percepción ciudadana de que el Gobierno de la señora Sansores quiere despojarnos de nuestras propiedades.
La Iglesia Católica de Campeche volvió a externar su desacuerdo con las políticas públicas que sigue implementando el Gobierno de la señora Layda Sansores y su Poder Legislativo sumiso y servil, al pronunciarse en contra de la aprobación y promulgación de la controvertida y repudiada Ley de Expropiación.
No sabemos si el sacerdote Marcos Cohuó se brincó las trancas, si habló a nombre estrictamente personal o si externó en voz alta lo que discuten los curas en sus reuniones y acuerdos, pero el clérigo coincidió con el 99 por ciento de los campechanos, en el sentido de que esa reforma “pone en serio riesgo la estabilidad patrimonial de la sociedad”.
“¿Por qué lo han permitido?, cuestionó el párroco de la iglesia de Ciudad Concordia. ¿Acaso no saben que está en riesgo lo que por ley les pertenece? Tiene que haber una profunda reflexión al respecto y evitar que cualquiera resulte perjudicado con una acción de esta naturaleza”.
Aún más, en pleno mes en que se conmemora el inicio de la Independencia Nacional con el grito de Dolores en voz del cura Hidalgo, el joven sacerdote campechano convocó a “no ser pasivos y se haga algo al respecto para evitar que el día de mañana les arrebaten lo que con tanto esfuerzo forjaron para sus familias”.
Esta postura eclesial sobre la repudiada reforma confirma que la narrativa gubernamental para convencernos de que “no pasa nada” y que tampoco está en riesgo nuestro patrimonio, ha resultado un rotundo fracaso. Ni haber recurrido a abogados y notarios oficialistas o a panegiristas a sueldo, logró eliminar la percepción ciudadana de que el Gobierno de la señora Sansores podría despojarnos de nuestras propiedades en cualquier momento.
Aún más, a nivel nacional ya hay voces que sostienen que Campeche es un laboratorio del régimen cuatrotero para implementar reformas legales autoritarias y pro-socialistas, para fortalecer al Estado y debilitar a la sociedad y al sector privado. Temas como la censura, el control a medios y periodistas, las denuncias por violencia política en razón de género, etcétera, forman parte de esa embestida gubernamental para calar las reacciones ciudadanas.
En Campeche ha habido repudio total a esas reformas y a esos excesos del poder, pero como bien señala el sacerdote Marcos Cohuó, a lo mejor esas expresiones orales, verbales o escritas no son suficientes y hace falta algo más. “No hay que ser pasivos” externó el cura, y el mensaje es claro: hay que hacerle sentir al Gobierno nuestra inconformidad por esas amenazas reales y ciertas contra nuestro patrimonio.
Tal vez ya sea hora de volver a salir a la calle a hacer manifiesta nuestra indignación y nuestro repudio, mientras se acercan los tiempos electorales en que tendremos que expresar en las urnas nuestro rechazo a este régimen que atenta contra nuestros derechos y que nos quiere en silencio y atemorizados por los despojos en puerta.