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EXPEDIENTE | LA “MANADA” SE BURLA DEL FISCAL JACKSON

Bautizados en la prensa nacional como “la Manada de Campeche”, y presentados como un grupo de tres jóvenes que habrían cometido al menos siete violaciones tumultuarias a igual número de jovencitas, hay que admitir que lo que han logrado, además de mala fama y descrédito viral en las redes sociales, es haber puesto en jaque y evidenciado la ineficiencia del fiscal general del Estado, Jackson Villacís Rosado.

Se les bautizó con el epíteto de “La Manada de Campeche” porque así se conoce a los protagonistas de sucesos relacionados con un caso de violación múltiple acaecido en Pamplona, en la madrugada del 7 de julio de 2016, durante las fiestas de San Fermín. Y al igual que esos depredadores sexuales de España, sus símiles de Campeche han adquirido una notoriedad de esas que no se presumen.

Hay que señalar con puntualidad, que resulta preocupante que un tema tan serio, que ha lastimado la vida de por lo menos tres jovencitas, pero que podrían ser siete, se haya trivializado tanto. Que en su afán por defender a sus cachorros, las madres de los involucrados y los propios acusados hayan mediatizado el tema y pretendan pulverizar la fama de Susan, la estudiante de derecho que detonó el tema, porque dio la cara para identificar a sus victimarios como un último recurso para exigir justicia.

Es cierto, todos tenemos derecho a la defensa legal y a dar nuestra versión de los hechos, pero parece que las intenciones de Cecilia, Lucely y Nubia, madres de los tres jóvenes señalados por Susan Saravia de haberla violado, no buscan hacer justicia, sino que se exonere a sus vástagos. Ellos mismos alegan que acatarán lo que ordenen los jueces, pero permanecen escondidos para evitan ser sometidos a juicio.

Es normal, mas no correcto, que actúen de ese modo. Es un instinto natural la protección de la manada, así sea ésta de chacales, de violadores, de pandilleros o de asesinos. En este caso, se trata de tres jovencitos que cometieron un delito, que fueron denunciados por ello, que intentaron negociar con dinero para que se retire la querella, y que al no lograrlo, decidieron esconderse y evadir la acción de la justicia.

Tal vez si hubieran dado la cara desde el momento en que Susan y su madre los denunciaron en la Fiscalía General de Justicia, y se hubieran defendido ante las autoridades jurisdiccionales, el caso no habría alcanzado tanta notoriedad. Tal vez no hubieran sido expuestos de la manera como ya se encuentran.

Pero los “hubieras” no existen, y los tres jóvenes, Jeshua Dalai, Ángel de Jesús y Jorge Alberto, escogieron el camino equivocado. Uno de ellos ya fue detenido y se encuentra en el proceso legal correspondiente. No se entregó voluntariamente, fue capturado en el refugio donde lo escondían sus familiares y amigos, lo que de diversas maneras los convierte en cómplices. Los otros intentan litigar el caso desde los medios y las redes para evitar que le caiga el peso de la ley.

Lo terrible es que han sido las mamás, y los propios jóvenes integrantes de “la Manada”, los que están decidiendo cuándo entregarse y ya pretenden imponer sus condiciones, como si ellos fueran la autoridad judicial, y tuvieran la potestad de torcer las leyes. Aseguran que no tienen vínculos ni con la gobernadora Sansores, ni con el partido Morena, pero sus acciones muestran lo contrario.

Quien ha quedado mal parado en ambos lados, es el fiscal Jackson. Del lado de la joven agredida, porque no detuvo oportunamente a los tres presuntos violadores. Solo capturó a uno, y por casualidad. El fiscal tuvo que empezar a demostrar que estaba trabajando en el caso por la presión de los familiares de la afectada, de las redes sociales, y de los medios de información. Su inacción confirma que existe proteccionismo hacia los presuntos culpables

Por otro lado, resulta extraño que Villacís Rosado no se haya referido a los casos de las otras chicas afectadas, pese a que la acusadora, Susan Saravia, lo mencionó desde el principio en sus declaraciones ministeriales, y a que dos de las siete jovencitas que también fueron violadas, ya dieron su testimonio en noticieros de la capital del país.

Pareciera que se pretende proyectar que hay ineficiencia e ineptitud del fiscal campechano en el caso, para ocultar el encubrimiento y protección oficial que se brinda a los agresores. Pero hay que añadir que la insolente postura de las mamás de los tres acusados y de uno de los involucrados, que ya decidieron cuándo, cómo y dónde se debe aplicar la justicia. Y claro, desean que sea Susan la procesada y no los supuestos violadores.

Por eso no es errado afirmar que con Jackson, la justicia en Campeche se ha caricaturizado y se ha puesto al servicio del mejor postor. Para él es más fácil liberar “órdenes de protección” a favor de la gobernadora Sansores, y emitir órdenes de presentación contra periodistas incómodos, que atender los reclamos de justicia de ciudadanos que de verdad han sido agredidos y lastimados. Una vergüenza total el papel del fiscal y del Gobierno de Todos.

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