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EXPEDIENTE | DEFENSA RIDÍCULA, PARA UN SHOW RIDÍCULO

Ha fracasado la estrategia gubernamental para quitarle el “golpe” a la presidenta del DIF estatal, Laura Sansores San Román, después del monumental ridículo en lo que quiso ser su cuarto “informe” de actividades.

Viendo con objetividad el suceso y sus secuelas posteriores, tenemos que admitir que fue un rotundo fracaso. Si intentaron innovar y sorprender, los que terminaron sorprendidos, y quizá hasta asustados, fueron ellos, los geniales promotores, creadores y productores de ese esperpento.

Ha sido quizá el mayor ridículo en que hasta el momento ha incurrido el Gobierno de Todas las señoras Sansores. Equiparable solamente al memorabilísimo “baile del jaguar” durante el intento de primer informe de la gobernadora Layda Elena, o a la patética fotografía donde aparece la gobernanta vestida como la emperatriz Carlota junto a su séquito de aduladoras, entre ellas la exsecretaria de Finanzas, America Azar.

Y si para defender al mayor ridículo del sexenio, se necesitaban argumentos aún más ridículos, ya sabemos que para eso se presta la gobernadora Sansores, quien argumentó que el mayor éxito de la presentación musical del informe pinchurriento, fue el “impacto” que causó, porque ahora “se conoce más a mi hermanita Laurita”. Antes, admitió, nadie la conocía. Y en eso tiene razón, pues no la conocen ni los beneficiarios de los programas sociales del DIF.

Es preocupante constatar una vez más, con base en esa expresión de la mandataria, sobre su ignorancia absoluta respecto al manejo de la imagen pública. No se trata de que “la conozcan”, puesto que se trató de un informe, no de una estrategia de marketing político. Y si aún se tratara de ese caso —promoverla para que la conozcan—, los resultados han sido ampliamente desastrosos, porque lo menos que le dijeron es que era una “payasa” (ojo, así se lo señalaron en cientos de comentarios a los que aquí solo hacemos referencia, no sea que lo catalogue como violencia mediática o de género). Sí, puede ser que ahora la “conozcan” más, pero ¿a qué precio y en qué concepto la tienen? Eso es lo que deberían evaluar.

Más grotesco aún es que la narrativa gubernamental insista en que los campechanos (y los periodistas, y los opositores, y los críticos) “no entendimos” lo que Laurita quiso hacer. Vaya. Su ridícula, estrafalaria e irrisoria presentación “informativa”, no estuvo jamás al alcance de la “limitada” inteligencia de los ciudadanos comunes y corrientes. Su rastrerismo, lambisconería y servilismo fue cosa de otro mundo, de otra galaxia, de inteligencias avanzadas.

Pero no. El ridículo fue captado por todos. La mofa, la burla, el escarnio, el pitorreo y hasta los sentimientos de pena ajena y compasión, fueron generalizados, no de unos cuantos, y tampoco se atribuyen a que “no se entendió” lo que la hermanita de la gobernadora quiso decir y hacer.

Es cierto, no se pueden pedir peras al olmo y lo que tendríamos que haber entendido es que sus capacidades son limitadas. No solo por parte del genio que concibió esa idea o ese “producto”, sino de quienes lo aprobaron y mucho más de quienes lo protagonizaron, porque todos quedaron y se vieron mal, porque devaluaron lo que debió ser un evento formal, serio e institucional de rendición de cuentas.

Tan no fue claro el mensaje que envió Laurita, ni las cifras que proporcionó, que el vocero Walther Patrón tuvo que emitir un boletín para desglosarlos, y en el “Martes del Jaguar” los volvieron a presentar y a repetir hasta el cansancio, porque nadie se había enterado de los datos, unos por estarse aguantando la risa (los que estuvieron presentes), y otros porque hasta ahora no han dejado de carcajearse.

Lo que también tenemos que entender es que si lo que buscaban era frivolizar el trabajo del DIF, vaya que lo lograron. Porque los “resultados” que presentaron son también ridículos. No ha habido avances, ha tratado de imitar lo que hizo la última presidenta estatal del DIF, y aunque ha habido más dinero para manejar, los resultados van en sentido inverso porque hay muchos recortes en los programas que existían, se han multiplicado las negativas de apoyo a la gente que acude a las oficinas a tramitarlos y hay más decepción que agradecimiento en la mayoría.

Seguramente eso es lo que quiso ocultar Laurita. Y no hablemos de los multimillonarios recursos que le han asignado, y que nadie sabe en qué se ejercen. Es mejor salir cantando parodias y karaokes en el más ridículo evento del año, que transparentar el manejo del dinero público. Y eso lo hacen bastante bien las hermanitas Sansores.

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