EXPEDIENTE | LAYDA OTRA VEZ SE PELEA CON EL PUEBLO
Las amenazas de la gobernadora Layda Sansores San Román contra todos los ciudadanos que han protestado por el pésimo servicio que presta Movibus y el sistema de transporte denominado Ko’ox no van a acabar con las movilizaciones ciudadanas. La irritación social solamente va a amainar cuando se corrijan las fallas, se eliminen los transbordos y se hagan adecuaciones urgentes a los actuales paraderos.
Pero el Gobierno de Layda Sansores no sabe escuchar. Prefiere traicionar y pisotear sus antiguas convicciones —encabezar las demandas ciudadanas— con amenazas de cárcel, antes que ordenar un nuevo estudio que permita mejorar las deficiencias que desde el principio mostró el sistema Ko’ox.
Critica Layda Sansores la presunta participación de Movimiento Ciudadano en las protestas. Lo califica como “una vergüenza”, como si escuchar las demandas ciudadanas y acompañarlos en la solución de las mismas fuera motivo de vergüenza.
¿Cuántas veces hizo ella lo mismo durante su accidentada trayectoria política? ¿Por qué antes sí era válido cerrar calles, organizar bloqueos, retener vehículos o tomar oficinas, y ahora son actos que deben dar vergüenza o que deberían ser castigados con la cárcel porque supuestamente se daña a terceros? ¿Acaso solamente Andrés Manuel López Obrador o ella misma tienen la concesión para organizar ese tipo de acciones?
No solo apena su incongruencia sino que da lástima su discapacidad política. Porque no se protesta contra ella, sino contra una decisión que se niega a corregir. Y que no salga la torpe y mal asesorada secretaria de Gobierno Elisa Hernández, con que “no se pueden hacer los ajustes de un día a otro”, porque la exigencia ciudadana se manifestó desde el pasado 29 de octubre el mismo día que se puso en marcha el nuevo servicio. Han transcurrido tres semanas con el problema y no le han podido dar solución.
Es más fácil asustar a la gente con amenazas de cárcel, que tomar la decisión de regresar a las rutas y recorridos anteriores, que por lo menos eran funcionales, más baratos y con menor tiempo de duración. ¿Tan difícil es hacerlo?
O ¿por qué no aceptan que fue un error sacar de golpe a todas las cooperativas de transporte colectivo para que solo prestaran el servicio los autobuses chinos? No es lo mismo atender al total de los usuarios de la capital con las actuales 124 unidades —más las 20 que aún cubre la empresa “Morelos” en Malagón Morelos y colonias circunvencinas—, que las 350 unidades que operaban con anterioridad.
Layda Sansores y sus asesores desconocen que Siglo XXI, Concordia, Kalá, Ampliación Kalá, Colonial y suburbios de la zona, tenían el mejor servicio de la ciudad con las unidades de la empresa Castamay. No solo era la más rentable, sino la más eficiente porque satisfacía sin ningún problema las necesidades de movilidad de ese sector. Y trabajaban la zona al menos 46 unidades. Ahora solo hay cuando mucho ocho. ¿Puede haber la misma eficiencia? Nunca.
Por eso no es descabellado que, como medida alterna, se permita a los socios de la “Castamay” regresar a cubrir sus rutas. Sus camiones están en buen estado casi en 90 por ciento, y con las unidades del Ko’ox se puede complementar la atención que se requiere. Y si esto lo han planteado de viva voz los habitantes de esa zona, ¿por qué no los escuchan?
No se sabe si es la senilidad o la soberbia, las que han atrofiado la capacidad de Layda Sansores de escuchar. Pero si así fuera, no todos en su Gobierno tienen 80 años, muchos de sus asesores están en la flor de su juventud, y tienen aún en perfectas condiciones su capacidad de raciocinio, solo falta que tengan el valor de encarar a su jefa y proponerle soluciones viables que realmente acaben con el problema.
Hasta el momento, todos en el Gobierno se han dedicado a repetir la misma cantaleta: que las cosas van a funcionar, que el servicio está en análisis, que el pueblo es mal agradecido porque no valora los nuevos autobuses, que el servicio por ahora es gratuito, etcétera.
Ignoran o no quieren entender que se trata de funcionalidad y de eficiencia. El sistema Ko’ox tal y como lo presentaron y lo pusieron en marcha no es funcional. No resuelve el problema de la movilidad urbana sino que lo complica y causa severas afectaciones al ciudadano. Sin contar con que los miserables paraderos de la 4T no tienen ni siquiera protección contra el sol y la lluvia.
Es decir, con excepción de la buena presentación y la confortabilidad de los (aún) nuevos autobuses chinos, todo el sistema de transporte colectivo Ko’ox es un terrible desastre.
En lo que hay que insistir es en algo irrebatible; no es con amenazas de cárcel como se apaciguará la ciudadanía, sino cuando vea que se han escuchado sus planteamientos y se ha resuelto el problema. Podrán encarcelar a dos, a cuatro o a 20. Pero la molestia social va a continuar y crecerá cada vez más en las colonias, unidades habitacionales y barrios en donde el servicio sea deficiente.
Y conste que son miles los usuarios del transporte que ya están escribiendo en las redes sociales que esta nueva afrenta contra el pueblo, va a tener un alto costo político para el partido de la gobernadora. Y si así fuera, habrá valido la pena entonces la lucha, y en su caso, hasta la cárcel.

