RÉGIMEN REPRESOR
Lamentable que Campeche, sea uno de esos estados en donde más se manipulan las leyes y a los jueces, para utilizar la figura de violencia política en razón de género, en contra de sus adversarios y críticos…
Independientemente de que el Gobierno de la señora Sansores se ha adjudicado una nueva medallita, pues se le considera una de las administraciones con más casos de sanciones por violencia política en razón de género, acumulando un total de 32 personas sancionadas, lo que preocupa es que ese sello, la represión y la persecución contra sus adversarios, parece marcar a este régimen de la llamada 4T.
Con datos del Registro Nacional de Personas Sancionadas del Instituto Nacional Electoral (INE), revelados por el medio Dossier, los gobiernos de Morena, concentran el 61% de esos casos a nivel nacional. Oaxaca con Salomón Jara lidera con 154 sanciones, seguido de Veracruz con Rocío Nahle (55), Tabasco con Javier May (37), le sigue Campeche con 32, Chiapas con Eduardo Ramírez (27) y Puebla con Alejandro Armenta (22).
“Estos datos –concluye Dossier– han generado inquietud entre diversos sectores, quienes consideran que estas cifras reflejan no solo una utilización del marco legal, sino también posibles intentos de silenciar a ciudadanos críticos, especialmente en estados gobernados por Morena”.
Lo habíamos advertido en este espacio en numerosas ocasiones: la censura, el acoso a los medios, el hostigamiento a los adversarios políticos al cobijo de leyes feministas, estaban acercando a este régimen al nivel de una dictadura.
Y aunque la presidenta Claudia Sheinbaum haya cuestionado algunos de esos casos, en el fondo los tolera porque no ha emitido una postura firme, que envíe a todos los mexicanos un mensaje que les genere tranquilidad. Con lenguaje ambiguo, la mandataria federal ha señalado que en algunos casos se justifican esas medidas “porque se ofende a las gobernadoras por el hecho de ser mujer”.
La realidad es otra lamentablemente. Los y las gobernantes emanados de la 4T (incluidos morenistas y petistas) tienen la piel muy sensible y no toleran la crítica ni que sean exhibidos públicamente en sus excesos y abusos. Lo más grave es que ni siquiera les han publicado mentiras o falsedades. Al contrario, en todos los casos los señalamientos son ciertos, pero ellas se sientan afectadas “por el hecho de ser mujeres”.
Es lamentable esta situación y qué pena que Campeche, con la señora Sansores al mando del Gobierno, sea uno de esos estados en donde se manipulan las leyes y a los jueces, para utilizar la figura de violencia política en razón de género, en contra de sus adversarios y críticos.
Vale la pena recordar que la señora Sansores está inscrita en el padrón de autoridades violentadoras de género y a pesar de que fue sentenciada a ofrecer disculpas y a tomar un curso sobre el tema, le ha valido un soberano cacahuate la sanción y se sigue burlando de las mujeres violentadas y de los jueces que la sancionaron.
Pero ella sí exige respeto y hasta se ostenta como defensora de las mujeres que padecen misoginia. ¿Cinismo? ¿Desvergüenza? ¿Ambas?