Opinión

PEQUEÑAS HISTORIAS DE CACIQUES

Por: Víctor Alberto Améndola Avilés

Ayer.

Rafael Barrera Ortegón, escribía “Expediente”… se publicaba cada domingo en el periódico Tribuna, hasta que un día… llegó Carlos Sansores Pérez, pistola en mano, y en la puerta de su casa lo amenazó de muerte.

Días antes, la hoy gobernadora, lo había abofeteado en un restaurante.

Barrera, dejó de escribir “Expediente”.

En lugar de los comentarios en la plana entera, esta se publicó en blanco durante un tiempo con una sola leyenda, donde el periodista pedía y solicitaba la aplicación de la ley y la justicia. Esa misma que su hija ha violentado tantas veces con impunidad.

Barrera falleció en 2001 sin que las autoridades estatales asumieran sus tareas en este denigrante caso.

Hoy.

No me corresponde juzgar a Jorge González Valdez.

Como le decía ayer a dos conocidos periodistas: no soy ni juez ni fiscal.

Pero evidentemente es un abuso de autoridad; y quizá un mensaje a los críticos de esta miserable administración estatal. Un gobierno depredador, degradador y depravador, y hoy ahora, intimidador.

Celebro sólo una cosa: que esta locura llamada Laydismo, y este cacicazgo llamado Sansorismo, esté alineando una serie de factores y resentimientos para que Campeche y campechanos, en 2027, demos cristiana sepultura a ese fenómeno social que durante décadas ha robado y saqueado las arcas de Campeche.

Esa es la historia de Latinoamérica, pueblos enteros sometidos por el yugo de caciques locales, hasta que los pueblos despiertan y los mandan al infierno del cual jamás debieron salir.

Ojalá.

Hago votos por ello.

Y desde aquí, la solidaridad hacia Jorge González, en este acto agresivo, violento e intimidatorio, del cual, CUALQUIERA de nosotros, el día de mañana si guardamos silencio, puede ser también víctima.

“Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista.

Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista.

Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío.

Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre”.

—Martin Niemöller

“Que le corten la cabeza!”.

La Reyna de Corazones (mujer violenta que estaba, evidentemente, loca).

V. AméndolaRōnin 

🥷🏼

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *