LA CLOACA DE LA POLÍTICA | 28 DE NOVIEMBRE DE 2025
Lo de la gobernadora es el autoritarismo, la decisión dictatorial de que Campeche debe endeudarse y si encuentra algún contrapeso a su designio, ordena de inmediato su aniquilamiento…
LINCHAMIENTO
El diputado José Antonio Jiménez Gutiérrez está viviendo los momentos de mayor incertidumbre en su aún incipiente carrera política. Así como en menos de cinco años se elevó meteóricamente hasta lo más alto del poder político en Campeche –es titular de uno de los poderes del Estado—del mismo modo podría estrellarse contra el suelo.
De la oficina de Comunicación Social del Gobierno del Estado se giraron las instrucciones para atacarlo sin piedad. Traidor y malagradecido es lo menos que le han dicho; otros recuerdan sus manejos poco transparentes del presupuesto del Poder Legislativo, y algunos más mencionan el nepotismo en que incurre al tener a gran parte de su familia en puestos clave en el área de Administración del Congreso.
La razón la conocemos casi todos: se atrevió a cuestionar y hasta oponerse a la política económica de la gobernadora Layda Sansores. Condenar con argumentos del propio Andrés Manuel López Obrador, la propuesta de endeudamiento estatal, es algo que le llegó al alma a la gobernadora. Que se lo digan los “periodistas chayoteros” lo soporta, pero que se lo grite uno de los suyos, ha sido el acabóse.
Estamos leyendo en las páginas al servicio de la gobernadora toda la andanada que ordenó la propia Sansores San Román a través de su vocerito. Se dicen practicantes del “nuevo periodismo” pero recurren a las inveteradas prácticas del ataque sin cuartel que se ha realizado desde hace décadas. Lo que no nos explican es dónde está el cambio o la “transformación” de que tanto se jactan.
Y no es que esté mal la pretensión de Jiménez Gutiérrez y sus seguidores (los que aún le quedan), de exigir cuentas claras, sobre el tema de la deuda, e incluso amagar con no aprobarlo “para no dañar al pueblo”. Lo que está mal es que a Toñito –y a su partido, y a su movimiento—ya pocos, muy pocos le creen.
Lo que estamos viendo a través de la saña que han mostrado los sicarios de los medios digitales contra Jiménez Gutiérrez, es en el fondo, un sentimiento muy arraigado de la gobernadora Sansores. No tolera que nadie le lleve la contraria. Y más en el fondo, no practica la auténtica división de poderes.
Lo suyo es el autoritarismo, la decisión dictatorial de que Campeche debe endeudarse y si encuentra algún contrapeso a su designio, ordena de inmediato el aniquilamiento del adversario, así sea el que le hizo muchos favores, y el que se encargó del trabajo sucio para favorecer a su Gobierno.
Y entonces ya no queda claro de qué lado está e malagradecimiento.
Las horas de Jiménez Gutiérrez como pastor legislativo están contadas. Lo mismo que la continuación de este régimen cuatrotero en Campeche. Hasta entre ellos mismos se pelean y para colmo, es un delito defender la auténtica división de poderes. Una vez más. Qué vergüenza.

