EXPEDIENTE | INCITACIÓN AL ODIO, PRETEXTO PARA LA REPRESIÓN
La nefasta y perversa gobernadora Layda Elena Sansores San Román inició una nueva andanada en contra de la libertad de expresión y de prensa, y en contra periodistas independientes y críticos de Campeche, a los que pretende humillar, lastimar, encarcelar y censurar, en gravísima violación a las garantías consagradas en la Constitución, mediante la oscura, represora y medieval figura de la “incitación al odio”
La argumentación amenazante de la corrupta mandataria es muy sencilla: si no piensas como yo, eres mi enemigo. Y si te atreves a cuestionar mi actuación y mis locuras, eres un delincuente y mereces ser encarcelado. Así se ha comportado la caprichosa y autoritaria Layda Elena a lo largo de su azarosa vida, y ahora que es gobernadora, sus rencores y deseos de venganza se han incrementado.
Por más primitivo, prehistórico y cavernario que se escuche, ese es el resumen de las demandas y denuncias que ha presentado la inepta y deshonesta mandataria en contra de TRIBUNA y su exdirector general, Jorge Luis González Valdez. Lo ha mandado a golpear y a toda costa busca encarcelarlo. Ese es su ruin objetivo.
Es posible percibir en su criminal conducta una colosal frustración y una monumental impotencia. Primero porque no ha tenido un Gobierno exitoso. Por el contrario, los repetidos fracasos han caracterizado su improductiva Administración. Sus frecuentes tropiezos, sus cotidianos yerros y sus recurrentes abusos le han ganado el repudio popular, el rechazo y la reprobación en todas las encuestas.
La oferta de cambio de la corrupta Layda Sansores nunca llegó. Ya no es una gobernadora querida por su pueblo. Vaya, tampoco es popular, pese a que lo fue en algún momento cuando simulaba ser luchadora social y abanderaba algunas causas ciudadanas, aunque era con la única intención de mantener su vigencia política. Engañó hasta a los de su partido.
Hoy ese rechazo ciudadano se ha multiplicado exponencialmente y afecta a la anciana mandataria. Sabe y siente que los campechanos la odian por la decepción que resultó su nefasto gobierno, y lo que desea es que alguien pague “los platos rotos” por esa percepción generalizada.
Ante la impotencia de no encontrar como revertir ese sentimiento de repudio ciudadano, pretende acusar a TRIBUNA y a su exdirector general, de provocar esa sensación “de odio”, es la alternativa más fácil para ella y sus torpes y antediluvianos asesores, como si con ello fuera a contrarrestar el rechazo de los campechanos.
Su enferma cabecita redonda supone que son nuestras publicaciones las que han provocado esa sensación generalizada de que el pueblo no la quiera, y considera que la solución es cerrar las posibilidades de este medio de información y encarcelar a quien ella imagina que sigue siendo su director general.
Para satisfacer sus deseos de venganza, la perversa mandataria cuenta con el respaldo incondicional de sus pervertidas y prostituidas instituciones. Tanto la Fiscalía General del Estado como el Tribunal Superior de Justicia se han prestado para declarar como procedentes sus ridículas e infundadas acusaciones.
Considerar como delito de “incitación al odio” al ejercicio periodístico y la libertad de expresión y crítica, arroja un tufo a Santa Inquisición, y confirma sin la menor sombra de duda, que estamos ante un Gobierno insensible, intolerante y represor, que prefiere encarcelar y censurar arbitrariamente, antes que corregir sus errores.
No tenemos dudas de que en el ejercicio abusivo y violatorio de los derechos humanos y la Constitución por parte de “sus” instituciones, en cualquier momento pueda dar la orden de arrestar y encarcelar al abogado y periodista Jorge Luis González Valdez, pese a que en ninguna parte de este singular y caótico proceso judicial en su contra, hayan podido comprobar y demostrar que es él quien ha lanzado las más fuertes críticas, y que de su pluma o de su voz salieron los llamados y la “incitación” al odio.
La arbitraria Layda Elena no va a reparar en minucias. Tratará de dar un escarmiento a periodistas, críticos y a la sociedad campechana en general, para ver si encarcelando a uno de sus voceros, “aprenden a respetar” su autoridad y dejan de cuestionar su mal proceder, sus abusos, sus excesos y sus corruptelas.
Sus frustraciones, rabia e impotencia la han conducido a acumular decenas de demandas contra medios de información y periodistas críticos, en particular contra TRIBUNA y el abogado Jorge Luis González Valdez, en el ámbito estatal, y destacados columnistas en el nacional.
Las figuras jurídicas a las que recurre son sólo una mascarada para tratar de ocultar su esencia de represión: violencia política en razón de género, calumnia, difamación, delito de odio, incitación al odio, daño moral, etcétera. El objetivo es el mismo: censurar, acallar, abatir la crítica y encarcelar a sus supuestos difamadores, calumniadores e “incitadores al odio”.
Pero ni saturando las cárceles con periodistas críticos e independientes podrá Layda Elena Sansores San Román recuperar la confianza y el respeto ciudadano. Lo ha perdido para siempre. Y no por culpa de los medios ni de los periodistas, sino por su ineptitud, maldad, corrupción, ineficiencia y saqueo desmedido.