Opinión

CÓMPLICE DEL DIABLO

Layda fue diputada federal y senadora de la República por al menos 18 años. Y jamás se preocupó, ni en sus años de priísta ni en sus periodos de supuesta “oposición”, por reformar esa Ley de Coordinación Fiscal.

Amenazó la gobernadora Layda Sansores con demandar a todos los responsables del atrasado, rezago y marginación en que ha estado sumido el Estado de Campeche desde hace varias décadas, sobre todo después del boom petrolero en la Sonda por el injusto trato fiscal que hemos recibido.

No precisó si se lanzará contra los expresidentes de la República, contra los exgobernadores de Campeche, contra los senadores y diputados federales que ha tenido la entidad desde que en 1968, don Rudesindo Cantarrell Jiménez puso la alerta mundial sobre la presencia de hidrocarburos en nuestros mares.

Entendemos que ese pronunciamiento fue meramente retórico “voy a demandar a todos los que nos han olvidado”, gritó la mandataria estatal ante la presidenta Claudia Sheinbaum y los dos mil o tres mil acarreados que acudieron a la Concha Acústica el pasado sábado por la tarde.

Porque si no fuera retórica, la señora Sansores tendría que pegarse tres o cuatro tiros en el pie, y eso le dolería mucho. Uno, porque su papá don Carlos, conocido como “El Negro” tuvo la oportunidad de impulsar el desarrollo de Campeche, pero prefirió amasar fortuna y saquear las arcas públicas. Él sí construyó su playa privada, y se hizo de mansiones,  y creó negocios al por mayor que le han permitido darle a su descendencia, entre ellos Layda, una vida de lujos y excentricidades.

Otro tiro se lo pegaría Layda porque su papá construyó un cacicazgo priísta que se puso al servicio de sus intereses personales y políticos, nunca los del pueblo. Quitaba o ponía diputados federales, senadores y alcaldes a la medida de su gusto. Y todos éstos, incluida Layda Sansores, aplaudían sumisamente las políticas fiscales de los gobiernos del PRI.

Layda fue diputada federal y senadora de la República por al menos 18 años. Y jamás se preocupó, ni en sus años de priísta ni en sus periodos de supuesta “oposición” por reformar esa Ley de Coordinación Fiscal, a la que ella catalogó con exceso de histrionismo, como “una mentada de madre”. Así pues, ella debería auto demandarse por haber sido un fiasco como diputada federal, como senadora y ahora como gobernadora.

Así pues, si le concedemos la razón en su discurso de que Campeche “está en las puertas del infierno, ahí donde brota el petróleo y donde salen los veneros del diablo”, entonces hay que coincidir en que ella ha sido cómplice de esta triste situación de abandono, pobreza, marginación, subdesarrollo y rezago ej que hemos vivido desde los tiempos en que su papá gobernaba Campeche. El Negro y su familia salieron insultantemente multimillonarios, dejando en la miseria a los campechanos. ¿Va demandar entonces a su papá?

Bah. Charlatanería pura. Demagogia barata. Más mentiras acumuladas. Porque siempre es más fácil mentir, que dar resultados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *