Opinión

¿TERCERO EN DISCORDIA?

Lo que hasta ahora se ha dicho de las candidaturas de Morena, es que los van a elegir con base en los sondeos. Quien vaya a la cabeza será postulado, pésele a quien le pese.

Si la razón de fondo que hay detrás del diferendo entre un grupo de diputados morenistas y la gobernadora Layda Sansores y sus  lacayos, es la sucesión gubernamental, hay que empezar a decirle a ambos bandos, que como consecuencia de las pugnas, los dos podrían salir perdiendo.

Más claro: si los diputados morenistas “rebeldes” se han sublevado para evitar la imposición de Liz Hernández como candidata a la gubernatura, y para impulsar la postulación del alcalde carmelita Pablo Gutiérrez Lazarus, lo que pudiera suceder es que ninguno de ellos se quede con la candidatura, y que se tenga que optar por un tercero en discordia.

Sabido es que a nivel central no se mira con aprecio a ninguno de esas dos opciones: Pablo tiene detrás un caudal de expedientes por malversación de recursos públicos y su rebeldía en cualquier momento puede ser aplacada con una, dos o tres carpetas de investigación. Literalmente lo tienen maniatado.

Liz Hernández no levanta en las encuestas, y lo que hasta ahora se ha dicho de las candidaturas de Morena, es que los van a elegir con base en los sondeos. Quien vaya a la cabeza será postulado, pésele a quien le pese.

El problema es que las encuestas las elabora la presidencia. No Mitofsky, ni Demoscopia, ni Rubrum ni alguna otra de las encuestadoras conocidas. Y las que han realizado desde oficinas centrales muestran que hay un “caballo negro” que figura como posible sucesor: Manuel Zavala  Salazar, quien se encuentra literalmente exiliado de Campeche por sus diferencias con la gobernadora.

El otro que sobresale es el senador Aníbal Ostoa.  La leyenda urbana que él y sus simpatizantes se han encargado de propalar es que la presidenta Sheinbaum ya le pidió que él sea el candidato y que por dedicarse a trabajar su candidatura se distanció de la gobernadora Sansores, y ésta la ha excluido de su círculo de amistades cercanas. A Aníbal ya no se le ha visto desde hace varios meses en eventos públicos.

El próximo año se definirá qué género –si hombre o mujer—será postulado (a) en Campeche; por estar actualmente en manos de una mujer, lo más lógico es que le corresponda el próximo proceso a un hombre, pero no será así necesariamente. Se tendrá que deliberar en el Consejo Nacional.

De eso depende si es Aníbal o Zavala, o si, por el contrario, se quedan con la opción que quiere imponer la gobernadora para que su familia siga “gobernando” Campeche seis años más. Liz le garantiza lealtad absoluta y sometimiento a sus dictados y a los de su familia (léase su sobrino Seso Loco).

Pero lo que varios morenistas no podrían hacer en público –mostrar su desacuerdo por la continuidad de la actual “familia feliz”—seguramente lo harán en la intimidad de las urnas. Y sí, Liz Hernández será un flan para cualquier buen candidato o candidata de la oposición.

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