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EXPEDIENTE | SI NO HAY TRABAJO, NO HAY RESULTADOS

Si de algo no se puede quejar la gobernadora Layda Sansores, es de que la han dejado trabajar. Pese a su prolífica y barroca imaginación que le hace ver enemigos por doquier, los campechanos le han permitido desempeñar sus funciones, y hasta concedieron a sus funcionarios foráneos el periodo que pidieron “para hacer un diagnóstico” de la realidad campechana, que a final de cuentas sirvió para absolutamente nada.

No solo eso, el Congreso del Estado, con absoluta mayoría morenista y el apoyo de varios diputados traidores que cambiaron de camiseta por unos cuantos pesos, le ha autorizado un multimillonario presupuesto que le ha permitido ejercer en cuatro años de Administración 98 mil 993 millones 667 mil 999 pesos. Si a esto sumamos el saldo que heredó del Gobierno del expriísta chaquetero, Carlos Miguel Aysa, podemos afirmar sin equivocación que la gobernadora Sansores ha dispuesto de más de 100 mil millones de pesos para procurar el desarrollo de Campeche.

Solo con mero afán informativo, podemos desglosar a la mandataria campechana lo que el Congreso del Estado le ha otorgado desde su llegada al poder: en 2022 le autorizaron 22 mil 348 millones 942 mil 786 pesos; en 2023, la cifra subió a 24 mil 826 millones 718 mil 921 pesos; en 2024, nuevamente aumentó a 25 mil 773 millones 631 mil 741 pesos y para este 2025 le concedieron 26 mil 044 millones 374 mil 551 pesos.

En consecuencia, la gobernadora Sansores no puede quejarse que no ha tenido recursos para poner en marcha su Plan Estatal de Desarrollo. En caso, claro, de que haya contado con una planificación para atacar los ejes y rubros estratégicos y prioritarios para hacer de Campeche un Estado en progreso y que supere sus rezagos.

Pero la realidad es otra. Lamentablemente los resultados no se ven por ninguna parte. Con presupuestos inferiores, y sin necesidad de endeudar las finanzas del Estado, sus antecesores pudieron dejar obra pública con los recursos estatales a su disposición. Es decir, con dinero propio, sin el apoyo del Gobierno de la República.

Solo por citar algunos casos podemos mencionar que con recursos estatales, los gobiernos anteriores al de la señora Sansores San Román pudieron construir los espectaculares malecones de Campeche y Ciudad del Carmen; el Centro de Convenciones de la capital, el Hospital General de Especialidades, parte del megadrenaje que ha coadyuvado a que vastas zonas de la ciudad no se inunden, el “segundo piso” de la avenida Gobernadores, las fuentes monumentales danzarinas, avenidas, monumentos y atractivos parques públicos en las cabeceras municipales, etcétera.

El Gobierno de la señora Sansores en cambio, ha estado ayuno de obras propias. Las que presume —el Tren Maya, el Tren Ligero, el acueducto inconcluso de Xpujil y párele de contar— fueron financiadas con recurso 100 por ciento federal, sin que se tenga que comprometer un solo peso del presupuesto del Estado. Por eso es que los campechanos se siguen preguntando ¿a dónde fueron a parar los más de 100 mil millones de pesos que han pasado por las manos de la gobernanta campechana?

De su falta de resultados, no queda la menor duda, que se debe a su falta de trabajo. Si la gobernante no hace la talacha cotidiana, si desvía su atención y tiempo en reyertas inútiles y en venganzas personales, la conclusión más segura es que tampoco veremos en acciones palpables en qué erogó esos 100 mil millones de pesos.

Esta semana, la gobernadora Sansores arrojó una tenue luz sobre la posibilidad de que ya “le esté cayendo el 20” (como decían nuestros abuelos cuando alguien por fin entendía las cosas), cuando posteó en sus redes sociales que cancelaba su tedioso, repetitivo y arbitrario programa de los martes, porque se encontraba “en modo informe”.

Dio a entender que esta trabajando, a marchas forzadas quizá, con insulsas giras por las cabeceras municipales para tomarse fotos y videos para ilustrar su “informe sin obras”. Esta ocupada en cumplir con su encomienda, en lugar de perder su tiempo en ese programita que nada bueno le ha traído.

“En modo informe” quiere decir que la gobernanta decidió que era mejor cumplir con su agenda pública, en lugar de seguir dispersando odios, rencores y resentimientos en ese programa que le sale doblemente caro a los campechanos, y que solo le ha acarreado enfrentamientos con todo tipo de personajes, incluyendo a varios de su propio partido.

Tal vez si Sansores San Román se hubiera puesto desde hace cuatro años “en modo trabajo”, estaríamos hablando de otra realidad para Campeche. Veríamos quizá obras que justifiquen en qué se habrían aplicado los más de 100 mil millones de pesos que se le presupuestaron para el desarrollo del Estado, y que hoy no se ven por ningún lado.

La realidad es que continua en “modo corrupto”, sin rendir cuentas y acosando a quien se las pide, por lo que se limitará a inventarse “acciones de Gobierno”, inútiles programas de apoyo social, ridículos apoyos a sectores productivos, etcétera.

De suerte que por cuarta ocasión tendremos que conformarnos el próximo jueves 1 de agosto con escuchar la misma cantaleta, las mismas excusas, y quizá hasta ver los mismos ridículos. Y tal vez, a lo mejor, posiblemente, para salvarle el show, su “amante legítimo” esta vez sí le acepte su propuesta de matrimonio.

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