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Transporte politizado

La crisis en el transporte en la capital sacó a relucir otro de los rostros de la traición de la señora Sansores. Apoyó a las “abejitas” en su lucha de hace un cuarto de siglo, pero cuando llegó al poder, les dio la espalda…

Hace casi un año que la gobernadora Layda Sansores anunció el inicio de la “modernización del transporte” con la llegada de los autobuses chinos de la empresa Yutong, a los que bautizó como “Ko’ox”, y hasta el momento ningún campechano se ha subido a alguna de esas “modernas” unidades.

Excusas y pretextos es lo que ha abundado para justificar el retraso: que las calles y avenidas no estaban listas, que los autobuses no estaban “programados”, que no se había capacitado bien a los operadores, que no llegaron las tarjetas digitales, etcétera.  El resultado es el mismo: aún no inicia la presuntuosa “modernización” del transporte en la capital.

Del “tren ligero” ni hablar. Ya quedó claro que su función no será agilizar la movilidad urbana en la capital, sino cumplir un capricho del expresidente López Obrador, que le vendió a la gobernadora. Sus funciones no serán de conexión a los puntos por donde transitará en sus 15 kilómetros. Solo servirá, cuando mucho, para dar un paseo turístico.

El tema de las plataformas digitales que ofrecen servicio de traslado de pasajeros es otro tema pendiente. No ha habido voluntad política para ponerlas a operar oficialmente, pero en los hechos ya están prestando el servicio desde hace más de dos años. Y lo hacen de manera clandestina, no con el visto bueno de las autoridades.

Se ha comprobado la eficiencia de los servicios de Uber y del In Drive, y sin duda que se han ganado el respaldo de muchos ciudadanos, sobre todo estudiantes y empleados de oficinas de Gobierno y de las empresas de la capital. No ha habido un solo incidente con ellos, y se atreven a salir así esté lloviendo a raudales, algo que no hacen los del FUTV.

Que paradójico que la crisis en el sector de transporte en la capital esté sacando a relucir otro de los rostros de la traición de la señora Sansores. Ella apoyó a las “abejitas” en su lucha de hace un cuarto de siglo. Pero ahora se prueba que no lo hizo de buena fe, ni con la intención de ayudarlos, sino para lucrar políticamente con esa lucha legítima de un grupo de campechanos que solo quedaría trabajar. Llegando al poder les dio la espalda y les negó las concesiones hasta ahora.

Es muy probable que este conflicto por la movilidad urbana se expanda al Carmen, en donde el alcalde Pablo Gutiérrez le encontró una solución a su modo, y puso a circular sus camiones sin los permisos y concesiones correspondientes. Resolvió un problema pero violando la ley.  Es como justificar el combate a la pobreza entrando a los bancos a robar dinero para repartírselos.

Ahora resulta que Ko’ox va a operar también en la isla del Carmen. O al menos obligarán también a los concesionarios de ahí a comprar camiones chinos. ¿De quién es el negocio de esas operaciones de compraventa? El día que lo sepamos descubriremos también las razones de tanto embrollo. Y en todos lados hay tufos de corrupción.

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