Opinión

EN LAS TRIPAS DEL JAGUAR | 9 DE SEPTIEMBRE DE 2024

SINVERGÜENZA DE NACIMIENTO

“No engañé a nadie, ni dejé sin empleo a cientos de policías para proteger los ingresos de una persona. Yo no ignoré las denuncias que hicieron de maltrato y de abuso”, afirmó el diputado Ricardo Medina Farfán en respuesta a las acusaciones de la goberladrona Sansores en su pasado Martes de la Rata, sobre el supuesto papel que jugó el legislador en la protesta policial.

Medina Farfán aseguró que, a diferencia de Sansores, no ignoró las denuncias de las Mujeres Valientes que resultaron agredidas cuando fueron enviadas sin equipo al fallido operativo en Kobén. La cínica y sinvergüenza mandataria busca culpar a otros de sus errores, pues ella es la responsable de lo ocurrido en el penal. 

Y bien dice Ricardo Medina, prefirió lesionar la economía de más de 100 familias campechanas que despedir a la nefasta Marcela Muñoz. Aún siguen su proceso legal las demandas laborales de los policías, que reclaman la indemnización que por ley les corresponde por su despido injustificado. 

Y si Layda no liquida a los que despide, ¿por qué le preocupa que liquiden a los del Ayuntamiento? ¿Con qué cara exige que se les trate con respeto, sensibilidad y diálogo, si ella no lo hace? Está de más preguntar si no le da vergüenza, no tiene, nunca tuvo, nació sin ella.

SANSORISMO, LA PEOR PESTE

La columna Estado x Estado, de Víctor Sánchez Baños, titula un comentario “Layda ‘Nodoyuna’ en Campeche”, en el que exhibe la horrible doble cara de la corrupta mandataria, que critica a los alcaldes que despiden personal, pero olvida que ella recién cesó a 120 policías.

“La gobernadora Layda Sansores… ahora pisotea a los de casa. Cuestiona al alcalde morenista de Carmen, Pablo Gutiérrez Lazarus, por el recorte de personal que hizo ante una plantilla inflada; acusa al edil de arbitrario. Se le olvida que ella cesó a 120 policías por exhibir a la jefa de la policía Marcela Muñoz, a quienes envió a contener un motín en la cárcel de Kobén sin medios de defensa. Marcela, de la nueva élite económica campechana, sigue enquistada en la chamba.”

Tampoco hay que olvidar que la cínica y sinvergüenza goberladrona despidió a cientos de campechanos al inicio de su Gobierno, para acomodar en sus puestos a la camorra de bandidos que trajo de la Delegación Álvaro Obregón a saquear el Estado. Peor que la pandemia ha resultado la peste del sansorismo, que dejará irreparables daños por su abuso, latrocinio y corrupción.

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