Opinión

NOCHE DE BRUJAS

En la celebración del Día de Muertos, don Julián y sus amigos convivieron con pibipollo, merienda y atolito, mientras narraban posibles prácticas oscuras de algunos de quienes detentan el poder…

Doña Chela llegó a la reunión vespertina con su buena dotación de dulces, frutas, pibipollo y merienda para compartir con sus amigos de tertulia por  la tradición del Día de Muertos. Extrañamente traía en una bolsa grande a un gato de mediana edad totalmente blanco a quien llamaba “Nube”.

–“Hoy es la noche de las brujas y existe una malvada tradición de que desaparecen los gatos negros o los gatos blancos, ya que quienes se dedican a la brujería los utilizan para sus trabajos especiales. Yo amo mucho a mi “Nube” y por eso en estas horas no la pierdo de vista. Ya me han robado otros gatos en años anteriores” se quejó.

Don Memín se encargó de llevar un termo con atole de maíz nuevo, para complementar la degustación de la merienda y el pibipollo. El poeta Casimiro se hizo cargo de las aguas de sabor, por si no alcanzaba con el atolito, mientras que don Julián llevó platos, vasos y servilletas para pasar un rato ameno y nutritivo.

–“Eso de los gatos y las brujerías es totalmente cierto, comentó don Memín mientras le daba la primera mordida a su merienda con xpelón. Es más, se dice que en el gabinete de la Tía, hay varios personajes que practican la santería y que el brujo mayor es uno que se disfraza de mujer en sus eventos públicos, y quien acosa sexualmente a los mancebos de la Tesorería y áreas circunvecinas”.

–“Hay muchos rumores sobre esas cosas en este Gobierno, coincidió el poeta Casimiro. En sus eventos públicos, como el primer informe de la Tía, y más recientemente, en el ridículo de la hermanita, se siguieron rituales y ceremoniales propios de esas prácticas oscurantistas. No sé qué pretenden, si protegerse de sus enemigos, o agradecer por los favores recibidos. Pero qué vergüenza tener que estar mezclando la política con asuntos esotéricos” lamentó.

–“Tienen negra la conciencia quienes se dedican a esos menesteres o les entregan su vida a prácticas tan macabras, sentenció el viejo Julián. No dudo que se haya recurrido a esos rituales para llegar al poder, porque fue una obsesión de por vida, pero tarde o temprano pagarán las culpas, de eso nadie se salva” complementó.

–“Yo prefiero mantener la costumbre de respetar a los pixanitos con los altares donde les pongo su comida, frutas, dulces y hasta su cahuama para mi viejo que en paz descanse. Son prácticas sanas que además, nos identifican como pueblo” celebró.

–“Yo propongo que nos dejemos de especulaciones sobre las prácticas oscuras de algunos gobernantes y mejor disfrutemos de estos festejos y de estas viandas que amablemente nos trajo mi comadre” concluyó el rechoncho lustrador de calzados, mientras a escondidas se destapaba un misil para que ‘resbale’ más fácilmente el pibipollo.

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