META CONSEGUIDA
Eso confirma que los morenistas son pésimos gobernantes. Que sus estrategias de desarrollo económico son total fracaso; solo son buenos para la política, la grilla, el escándalo, los bloqueos y los plantones….
Si hay algo que debería plantear con absoluta vergüenza, arrepentimiento y deseos de enmendar el rumbo el próximo viernes la gobernadora de Campeche, es que finalmente, luego de cuatro años de esfuerzo, de apatía en el ejercicio del poder público, de tomar decisiones equivocadas, y de designar para el área a un exconvicto que aún enfrenta en libertad su proceso penal, es que finalmente Campeche ya es el Estado con el peor decrecimiento económico del país.
El Informe Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) difundido ayer, 29 de julio, por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), confirmó esa condecoración a la mandataria campechana que seguramente nos tratará de presentar una realidad diferente en el “mensaje político” que enviará a sus adeptos este viernes 1 de agosto.
El desplome económico de Campeche, con una caída anual de 16.8 por ciento y una baja trimestral de 6.4 por ciento según el INEGI, contradice el discurso triunfalista de la gobernadora Layda Sansores, quien insiste en que el Estado vive estabilidad y desarrollo. Estas cifras colocan a Campeche como la entidad con peor desempeño del país en el primer trimestre de 2025, reflejando una crisis que no se alinea con el mensaje oficial.
Tabasco con un decrecimiento de -12.3% y Quintana Roo con menos 9.2 por ciento, son las entidades que le siguen en peor desempeño a Campeche. ¿Y sabe usted amable lector (a) qué tienen en común esos estados? Que son gobernados por Morena, y que hasta antes de que el color guinda tomara las riendas del poder, eran entidades florecientes, sobre todo Quintana Roo.
Esto nos confirma varias cosas. En primera que los morenistas son pésimos gobernantes. Que sus estrategias de desarrollo económico son total fracaso y que sin duda alguna son buenos para la política, para la grilla, para el escándalo, los bloqueos y los plantones de protesta, pero a la hora de dar resultados, nada más no la hacen.
Campeche, que marcha a la cabeza con los peores resultados de todo el país es un claro ejemplo de lo que es la antítesis del buen Gobierno. Si en el tema económico, el Inegi le ha quitado la máscara a la señora Sansores para que deje de presumir que “vamos bien”, en los otros rubros como seguridad, salud y educación las cosas marchan igual, o peor.
Hay elementos objetivos para afirmar, sin temor a un desmentido, de que Campeche es el Estado con los peores resultados de todo el país, pero esto es algo que no acepta la mandataria. Por eso se ha esmerado en tratar de maquillar lo poco o escaso que ha hecho. En magnificar obras federales, o en repintar para presentar como “rehabilitaciones” (carísimos por cierto), lo que le dejaron sus antecesores.
Si es difícil que lo acepte, que presente la realidad tal cual es en su informe, que asuma su gran parte de la culpa y que deje de achacarle todo a sus antecesores, más difícil será que analice la posibilidad de pedirle perdón a los campechanos. Por haberlos defraudado de esta manera tan escandalosa. Debería plantearse esta posibilidad al menos como una expiación de conciencia.