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EXPEDIENTE | SHEINBAUM Y SUS DEUDAS CON CAMPECHE

Este sábado, la presidenta de la República Claudia Sheinbaum Pardo utilizó al Estado de Campeche como uno más de sus escenarios para simular un ejercicio de rendición de cuentas y de atención a las demandas ciudadanas.

Pero no hay nada tan irreal como eso. Todo forma parte de un montaje para presentar a la presidenta Sheinbaum como una personalidad cercana al pueblo, que está al pendiente de las demandas ciudadanas, aunque en la realidad cada día estamos peor.

Mientras persista esa deuda de más de 200 mil millones de pesos con los empresarios proveedores de Petróleos Mexicanos en Ciudad del Carmen, no se puede afirmar que tenemos a una presidenta que está resolviendo los principales problemas del país.

La presidenta de la República incumplió su palabra. Dijo que entre julio y agosto pasados se pagaría hasta el último centavo a los proveedores carmelitas, pero el tiempo pasó y nada resolvió. En consecuencia, miles de familias sobreviven prácticamente de la indigencia, numerosos comercios y empresas de diversa variedad han cerrado, se incrementó el desempleo y la isla carmelita atraviesa su peor crisis. ¿Le interesa eso a la señora Sheinbaum? Esperemos que sí, porque a la gobernadora de Campeche Layda Sansores, le vale un comino.

Tampoco el acueducto de Xpujil ha entrado en operaciones para dotar del vital líquido a las más de 70 mil personas que confiaron en la palabra del expresidente López Obrador, y en tanto no se meta a la cárcel a los constructores de esa obra mal planeada, peor ejecutada y con sobrecostos multimillonarios, no podemos decir que la presidenta atienda las demandas de corrupción de los ciudadanos.

Mientras Sheinbaum continúe avalando con su silencio cómplice o con justificaciones de ataques misóginos las medidas dictatoriales contra la libertad de expresión en Campeche, no podemos calificarla con una evaluación aprobatoria, ya que ella misma se beneficia con esas medidas dictatoriales al utilizar a Campeche como un laboratorio para la implementación de medidas arbitrarias y dictatoriales. ¿Acaso no está enterada de las campañas de desprestigio de Sansores?

Campeche ha sido un pueblo noble y generoso con la Federación y nos han castigado de manera histórica con falta de reciprocidad. Ni los presidentes del PRI y del PAN le cumplieron a Campeche, y tampoco lo hizo con sus mentiras el corruptísimo expresidente Andrés Manuel López Obrador.

Toda la riqueza que le aportó el Golfo de Campeche al país con su petróleo y su gas desapareció en los seis años del tabasqueño con los vericuetos de corrupción y saqueo del huachicol fiscal, la mayor estafa que se ha perpetrado contra México en toda su historia y que hoy tiene en la ruina a Pemex y a la CFE.

Mientras que en Carmen y en el resto de la entidad se expande la pobreza y la miseria. Hemos sido un Estado rico con pueblo que era pobre y hoy es miserable. De eso han sido culpables tanto los presidentes de la República como los gobernadores que hemos tenido. ¿Habrá algún cambio con Claudia Sheinbaum?

La presidenta de la República también tiene una deuda con las familias de más de 300 policías despedidos a causa de la soberbia y de la ineptitud de la secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez. Ellos creyeron en su palabra, le entregaron dos oficios en que pidieron su intervención en que denunciaron la corrupción de su jefa, pero la señora Sheinbaum ha sido sorda e indiferente.

Hoy, a más de un año de que fueron despedidos sin liquidación alguna y de que fueron difamados públicamente por la propia gobernadora, la presidenta Sheinbaum no ha volteado los ojos para mirarlos y atender sus justas demandas. No puede hablar de justicia quien ignora las demandas justas de más de 300 familias.

No hay a la vista proyectos que puedan impactar de manera positiva para Campeche, que se ha sumido en el decrecimiento y retraso por culpa de la carencia de estrategias de la gobernadora Layda Sansores. No ha hecho absolutamente nada para la transformación positiva del Estado.

Con ella todo ha sido retroceso, obstáculos, conflictos y persecución judicial contra adversarios y periodistas críticos, buscando crear una cortina de humo o distractor que oculte sus fracasos y abusos.

Pero lo que lastima más al pueblo campechano es que la presidenta Sheinbaum, en lugar de llamarle la atención o exhortarla a que enmiende el rumbo, la solape y respalde. Ofender a los campechanos al agradecerle por su existencia.

En este contexto, hay que insistir que el evento presidencial fue solamente de mero formulario, como los que ha tenido en otras entidades donde festinó su primer año de labores como si el país estuviera en jauja. Pero la realidad contrasta con sus anuncios, pues la inseguridad crece —los homicidios, ejecuciones, secuestros y desapariciones siguen ocurriendo todos los días—, hay estancamiento económico, a las familias mexicanas no les alcanza para llevar el sustento a sus hogares, y la corrupción se ha desbordado y sigue sin ser sancionada por las complicidades que existen con su Gobierno.

No, no hay nada qué festejar y tampoco qué agradecerle a la señora presidenta. Su deuda con Campeche, los campechanos y con los mexicanos en general, sigue sin ser saldada.

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