EXPEDIENTE | PÉSIMA DECLAMADORA LAYDA SANSORES
Cuentan que el pasado martes, alrededor de las 9 de la noche hora de México, en la parte sur del Cementerio Central de Montevideo, capital de la República de Uruguay, la tumba donde reposan los restos del poeta y escritor Mario Benedetti, registró un movimiento telúrico importante.
El autor del poema “Te quiero”, protestó de esa forma ante la grotesca, ridícula y vulgar declamación de una de sus obras más sentidas, a cargo de la payasa gobernadora Layda Sansores y de su lacayo, genderqueer y lambiscón más destacado, el hoy secretario de Bienestar, Esteban Hinojosa Rebolledo.
Los escasos usuarios de las redes sociales que vieron ese bazofiesco programa, se quedaron estupefactos ante la manifiesta degeneración del arte de Demóstenes, y coincidieron en que si Layda Sansores es una pésima gobernadora, ahora nos sale con que es una horrenda declamadora, quien además, no escatima en gastarse el dinero de los campechanos para producir un programa en que cada martes asciende un grado más en la escala de lo ridículo y lo vulgar.
Como si estuviera ante una aparición espeluznante, Hinojosa Rebolledo recitó: “Tus manos son mi caricia/mis acordes cotidianos/te quiero porque tus manos/trabajan por la justicia”.
Sansores con mirada lujuriosa y a punto de arrojarse a los brazos de su joven patiño, le respondió, saltándose varios párrafos del escrito original, a fin de que las palabras de Benedetti tradujeran la traición de sus pasiones: “Tu boca que es tuya y mía/tu boca no se equivoca/te quiero porque tu boca/sabe gritar rebeldía”.
Hinojosa Rebolledo, quien también dio muestras de que es terriblemente malo declamando, evadió la declaración de amor de su jefa y se ajustó al texto del vate uruguayo: “Y por tu rostro sincero/y tu paso vagabundo/y tu llanto por el mundo/porque sos pueblo te quiero…”.
A un paso del orgasmo intelectual, el champotonero continuó: “Y porque amor no es aurora” y Layda respondió: “Ni cándida moraleja, y porque somos pareja”, para que Rebolledo concluyera: “Que sabe que no está sola”.
Los rostros de los cada vez más escasos asistentes al show de los martes no le daban crédito a lo que veían: una gobernadora extraviada, con espasmos de locura, acompañada de un muchacho que, perdido también por sus ambiciones de ascender en política, se presta a ese tipo de espectáculos denigrantes.
“Te quiero en mi paraíso —continuó la gobernadora— es decir que en mi país/la gente viva feliz/aunque no tenga permiso. “Y si te quiero es porque sos”. Respondiendo inmediatamente Esteban: “mi amor mi cómplice y todo/y en la calle codo a codo”, para concluir a dos voces: “Somos mucho más que dos…”.
Putísima instalación. A zamparse ese pibinal, mientras se cocina el otro. Qué vulgaridad, que inaudita ridiculez. Qué agresión a la poesía, la literatura.
La tortura de los asistentes a ese ridículo show concluyó, pero a cambio, se vieron obligados a aplaudir la denigrante interpretación de la anciana gobernante y de su joven patiño, mientras que en el panteón central de Montevideo, Benedetti pudo regresar a su reposo eterno, luego de que ese par de esperpentos del arte de declamar, concluyeron con su horrenda actuación.
En redes sociales, cientos de campechanos se preguntaron si para eso se le paga a la hipócrita y mentirosa gobernadora. Si hay otro gobernador en el país o en el mundo que hace ese tipo de ridículos, en lugar de concentrarse en el desempeño eficaz de sus funciones.
¿Para eso regresa Layda a Campeche de sus viajes semanales a la capital de la República? Si es así, entonces preferimos que se quede allá, con los suyos, en sus mansiones, en sus negocios, en sus fincas, con su amante legítimo, para que deje de estar tentando a un chamaco con ínfulas de intelectual, pero que no es más que otro de los demasiados panegiristas del régimen.
Este tipo de grotescas y absurdas acciones de la anciana Sansores nos confirman que su Gobierno extravió el rumbo desde hace tiempo y que sus prioridades no son las que el pueblo bueno y sabio quiere. Por eso su otro patiño, el desviadito Juan Manuel Herrera puede ofender, insultar y difamar incluso a los integrantes del gabinete, contando entre ellos al sobrino de la gobernadora, sin que nadie le ponga alto.
Por eso en la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, los recursos para el campo se van a los bolsillos de su titular, Ramón Gabriel Ochoa Peña; por eso en Finanzas, la pareja de chilangos Jezrrael Larracilla y Luis Ángel Hernández García, hacen y deshacen a su antojo, y por eso en el Congreso del Estado, su coordinador parlamentario, Toñito Jiménez Gutiérrez, ha convertido el presupuesto legislativo en su botín particular.
Es decir, si la gobernadora está extraviada, y pierde su tiempo declamando poesías al lado de su más reciente adquisición, todos pueden hacer de las suyas y no rendir cuentas a nadie. Por eso nadie da resultados, y por eso todo anda de cabeza en perjuicio de los ciudadanos que esperaban que la cuarta transformación trajera cosas buenas para Campeche.