EXPEDIENTE | MIENTE LAYDA SOBRE BAJA EN INCIDENCIA DELICTIVA
Miente la nefasta y perversa gobernadora de Campeche, Layda Elena Sansores San Román, cuando sostiene, junto con sus payasos, porristas y matraqueros a sueldo, que en Campeche la incidencia delictiva bajó en 68.17 por ciento entre marzo del año pasado y este mismo mes de 2025.
Si bien es cierto que los dichos presuntuosos de la senecta mandataria se cimentan en los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SENSP), lo que mañosamente esconde Sansores San Román es que su Gobierno modificó los registros de las denuncias que se reciben en la Fiscalía General del Estado, para que se diera la apariencia de que en efecto, bajó la incidencia delictiva.
Vale la pena hacer el comparativo de los registros delictivos de marzo de 2024, que sumaron mil 653 en total, contra los 547 que anotaron en el mismo mes de 2025. Aparentemente se cometieron mil 106 ilícitos menos, por lo que una consecuencia lógica es que debería haber en la sociedad campechana una mayor percepción de seguridad.
Pero no. Lo que ocurrió es que la Fiscalía ya no abre carpetas de investigación por las denuncias de los ciudadanos, sino sólo constancias de hechos o actas circunstanciadas, de suerte que el delito, además de quedar impune, porque los agentes del Ministerio Público no investigan ni consignan a los delincuentes, ahora tampoco se registra.
Es un espejismo, pues. Una simulación que tiene de entrada un doble propósito: el más importante es generar la idea de que la Policía de Campeche, que encabeza la inútil guanajuatense Marcela Muñoz Martínez, está dando resultados, que la prevención del delito es un éxito y que por tanto debe permanecer en el cargo.
La otra razón es que con estas decisiones, los delitos que se cometen en la entidad se quedan sin castigo. Si no se registran, no existen. Y si no existen, no hay nada qué investigar ni sancionar. Los ganones son los grupos delictivos que ya están operando en la entidad, en perjuicio del patrimonio de los campechanos, y los que paganos somos una vez más, los ciudadanos. Absoluta perversidad. Cinismo puro.
Bastaría con recurrir a la reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi (ENSU), difundida apenas el pasado 22 de abril, para corroborar que la percepción sobre inseguridad aumentó 11.2 por ciento en Campeche de un año a otro, pues mientras que en marzo de 2024, el 48.8 por ciento de los campechanos se sentía inseguro, para ese mismo mes de este año, esa sensación de inseguridad ya afectaba al 60 por ciento de los habitantes de la capital. En Carmen los datos son de 48.9 en 2024 y de 50.1 por ciento en 2025.
Esto confirma que el discurso conformista y mediocre de la gobernadora Layda Sansores San Román de que “aquí no está pasando nada” y de que el aumento de la violencia “es un invento de los periodistas chayoteros”, carece de sustento real, y por tanto no ha permeado en la sociedad campechana.
Los hechos desmienten la narrativa oficialista, que ha sido ampliamente repudiada en las redes sociales. Las publicaciones donde se da cuenta de los discursos triunfalistas de la mentirosa gobernanta, están plagadas de comentarios negativos en su contra y hasta de insultos personales, porque con su miopía o voluntaria ceguera, Layda Sansores ofende a los campechanos que todos los días constatan que la situación cada día es peor.
Para dejarse de engaños, quizá el SESNSP debería unificar u homologar la forma como se recepcionan las denuncias en las fiscalías estatales. O enviar interventores para constatar cómo operan los ministerios públicos, porque a nosotros no nos queda la menor duda de que la mancuerna infernal integrada por Marcela Muñoz Martínez y su hijo Arturito Bravo Muñoz, ella desde la SPSC y el otro desde la Fiscalía, están atentando impunemente contra la seguridad de los campechanos. El hijo maquilla las cifras para que su mamá no parezca tan inepta, mientras la gobernadora aplaude esa jugarreta. Cinismo puro, repetimos.
Pero, OJO. Porque aún con sus cifras manipuladas y maquilladas, hay que advertir que la incidencia delictiva va en aumento. Porque si les creemos que en enero de este año “sólo” se cometieron 467 delitos, que en febrero “sólo” sumaron 475 y que en marzo totalizaron 547 (lo que es, evidentemente falso), habrá que puntualizar que entre marzo y febrero la incidencia delictiva creció en 15.5 por ciento, y que entre marzo y enero, la cifra fue de 17.5 por ciento.
Manipulando la recepción de denuncias, la Fiscalía creó ese espejismo de que entre un año y otro la incidencia se redujo en 68.17 por ciento. Pero los hechos y la elevada percepción de inseguridad los desmienten y exhiben de manera contundente el engaño. No les creen ni sus abuelas, ni sus mamás, ni sus matraqueros a sueldo.