EXPEDIENTE | LAYDA, OTRA VEZ ES BURLA NACIONAL
La designación del exsenador panista Jorge Luis Lavalle Maury como nuevo secretario de Desarrollo Económico, en sustitución del yucateco Fernando Gamboa Rosas, quien a lo largo de tres años y tres meses fue un irrelevante cero a la izquierda, ha vuelto a poner a la nefasta gobernadora de Campeche, Layda Elena Sansores San Román, en la lupa nacional, convertida en la destinataria de toda suerte de burlas, mofas, escarnios y pitorreos.
Nadie como ella para autoflagelarse para distraer la atención de sus nulos resultados. A estas alturas no estaría de más que sus asesores y parientes con un poco de criterio, la internen en algún hospital psiquiátrico para recibir atención de urgencia, o que los diputados de oposición logren convencer a algunos morenistas, petistas o verdes con principios y valores, para que le promuevan un juicio de interdicción, porque la discapacidad mental le impide tomar decisiones racionales, congruentes, lógicas.
Y es que en la designación del Pashita Lavalle como nuevo secretario del gabinete estatal, no prevalecieron argumentos procesados por el cerebro, sino, una vez más, su impulsividad visceral aderezada con una alta dosis de valemadrismo, para rescatar de su arresto domiciliario a un tipo que probadamente incurrió en hechos delictivos, inmorales y lo peor, que fue en su momento un enemigo acérrimo del gurú de la gobernadora Sansores, pues, como se sabe, el hoy titular de la Sedeco hizo guerra sucia contra el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Todo la verborrea que acostumbra vomitar la impresentable Layda Elena en “contra de la corrupción”, se irá a las letrinas de la política nacional, pues a pesar de las voces que le dijeron que “piense dos veces” esa designación, otorgó un cargo público a ese digno representante de la corrupta política mexicana, con cero experiencia en la atracción de inversiones o en el fomento del desarrollo económico. Entregó una de las dependencias que no ha dado ningún resultado en este pésimo Gobierno, y que requería a gente capacitada para tratar de rescatar algo en estos casi tres años que le quedan al “Gobierno de Robos”.
La historia de Lavalle Maury no la hemos inventado nosotros. Han sido él y sus ambiciones, los que lo condujeron a ocupar uno de los sitiales más altos del desprestigio nacional y quien encarna, además, un ejemplo de lo que no se debe hacer en política. Sólo para ilustrar a nuestros lectores que no le dieron seguimiento a su trayectoria, vale la pena reproducir lo que de él publicó recientemente el diario Reforma, uno de los más prestigiados del país:
“Lavalle Maury estuvo en la cárcel acusado de recibir sobornos del Gobierno para aprobar la reforma energética promovida por Enrique Peña; tres años después ya es funcionario de la administración morenista de Campeche que encabeza Layda Sansores”.
“Conforme las declaraciones del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, ante la FGR, en 2013 entregó 14 millones de pesos en efectivo a Rafael Caraveo Opengo, subordinado del entonces senador panista Lavalle, como soborno para que él y otros legisladores blanquiazules aprobaran la reforma energética promovida por el gobierno del PRI. Lavalle fue encarcelado por corrupción en abril de 2021, bajo el Gobierno de AMLO, y poco más de un año después se le concedió prisión domiciliaria”.
“Como parte de su denuncia pública contra el PRIAN, AMLO difundió reiteradamente un video donde Rafael Caraveo aparecía recibiendo los fajos de billetes del soborno del Caso Odebrecht. Caraveo confesó haber recibido 15 maletas repletas de dinero siendo secretario de la Comisión de Administración del Senado”.
“El nuevo funcionario fue internado en el Reclusorio Norte en abril de 2021 y permaneció encarcelado hasta septiembre de 2022, cuando se le otorgó el beneficio de llevar su proceso en libertad. El ahora secretario estatal, acusado por los delitos de asociación delictuosa, lavado de dinero y cohecho, fue expulsado de las filas del PAN en 2018, tras pronunciarse públicamente en favor del candidato priísta José Antonio Meade. Su procedimiento lo lleva en libertad provisional y con un reloj geolocalizador electrónico”.
En suma, Sansores San Román cobija en su equipo de Gobierno a un delincuente de cuello blanco, a un corrupto, a un prianista de los que hicieron parte de la historia negra de este país. ¿Con qué cara puede pregonar que el suyo es un Gobierno diferente, que gobierna con los mejores, los más capaces y los más honestos?
No. Layda Sansores se ratifica como una mentirosa contumaz, como una farsante que pisotea en los hechos lo que su cantinflesca oratoria pregona en los espacios públicos. En las redes sociales se han ensañado en contra de ella, y debe destacarse que ninguno de sus críticos ha publicado una sola mentira, sólo la han descrito con precisión asombrosa.
Habrá que esperar el pronunciamiento de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Sabemos que no recibió con agrado ese desplante de la mandataria campechana, que se aleja cada vez más de sus afectos, y la acerca a un final de su carrera que no será el que soñó. Al tiempo.