EXPEDIENTE | LAYDA NO QUIERE A CAMPECHE
La excusa fue la entrega de camiones recolectores de residuos sólidos urbanos a los alcaldes de 12 de los 13 Municipios campechanos, con excepción del que le correspondía a la ciudad capital.
El trasfondo, nueva expresión irrefutable del rencor que la gobernadora Layda Elena Sansores San Román le guarda a los habitantes del Municipio de Campeche, que no solamente se atrevieron a votar en contra de Morena en la pasada elección, sino que también por miles y miles salieron a las calles para manifestar repudio contra su consentida, la guanajuatense Marcela Muñoz Martínez.
La realidad es que ese nuevo gesto discriminatorio de la inepta y negligente Sansores San Román durante el evento del pasado lunes 19 de agosto, también refleja a la perfección su personalidad inmadura, revanchista, rencorosa, vengativa, mala y sectaria, al insistir en su desorientada idea de que solamente está afectando a la alcaldesa con licencia Biby Karen Rabelo de la Torre, cuando en realidad nos daña a todos los que habitamos en la ciudad capital.
En los últimos tres años, la Administración que encabeza la perversa Layda Elena le ha regateado al Gobierno Municipal de Campeche los recursos que por justicia le corresponden, para la prestación adecuada de los servicios públicos.
Ha recortado el suministro del chapopote donado por Petróleos Mexicanos (Pemex) para la pavimentación de calles y avenidas, y hasta se apoderó, por ejemplo, del Juzgado Cívico recién creado como figura jurídica, para que los ingresos que ahí se recaben por multas, vayan al fondo para las cirugías estéticas de la criminal e inepta secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana.
El pasado lunes 19 de los corrientes, la impresentable Layda Elena no sólo despojó a los campechanos de la ciudad capital, de una herramienta para mejorar el servicio de recoja de residuos sólidos urbanos, sino que desenterró el hacha de guerra tras su inmerecido, ostentoso y derrochador descanso vacacional, además que inauguró la segunda mitad de su Administración con la misma actitud revanchista, partidaria y vengativa en contra del Ayuntamiento de Campeche.
La inmadura y avejentada Sansores San Román tampoco escuchó la voz de los habitantes de la capital que exigían, en lugar del tren ligero (que ni es tren ni será ligero), que esos cinco mil 500 millones de pesos que se van a derrochar, se canalizaran, por ejemplo, al mejoramiento del sistema hidráulico de la capital, y para habilitar y poner en funcionamiento al 100 por ciento el acueducto de Hobomó junto con la nueva red de distribución del vital líquido, con lo que se hubiera resuelto para los próximos 40 o 50 años, un asunto cuya solución se ha postergado injustificadamente.
Se sabe que la ineficiente Layda Elena también está detrás de los intentos del Tribunal Electoral del Estado de Campeche para anular las elecciones en la capital, a fin de invalidar el triunfo arrollador de la reelecta Biby Rabelo. La obsesión de la sinvergüenza mandataria es colocar en la Alcaldía a su títere, la falsa heroína amiga de delincuentes armados, Jamile Moguel Coyoc, pero más que eso, darle el poder de controlar el Municipio a su corrupto y drogadicto sobrino.
Muy a pesar de que Rabelo de la Torre fue la única alcaldesa reelecta que solicitó y obtuvo licencia para separarse del cargo, mientras duró el proceso (y aún ahora, para preparar planes y proyectos de los próximos tres años), los magistrados electorales estatales están a punto de aventarse el trompo a la uña y declarar la nulidad del proceso.
Lo anterior, pese a que los alcaldes morenistas reelectos (el carmelita Pablo Gutiérrez Lazarus y la champotonera Claudeth Sarricolea), nunca dejaron de ejercer y hacer campaña como presidentes municipales, de suerte que tuvieron a la mano todo el presupuesto, los recursos humanos y materiales y el control político para ganar arrolladoramente la elección. ¿Habrían tenido resultado similar si no hubieran actuado con ventajismo y trampas? Seguramente no.
Lo interesante aquí será dar seguimiento a esa actitud rencorosa y vengativa de la infantil, pero al mismo tiempo senil gobernadora Sansores San Román, no en contra de la autoridad municipal, sino de todos y cada uno de sus habitantes, a quienes realmente daña con esa discriminación política que realiza y que se ha venido agravando como pudimos constatar el pasado lunes.
Tal vez sea bueno que sepa de una vez que ni con sus revanchitas de niña mimada, malcriada y caprichosa, podrá ganarse el cariño y afecto de la gente, que si alguna vez lo tuvo, no podrá recuperarlo jamás, pues se ha convertido en el referente de corrupción más grande Campeche. ¿O no?