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EXPEDIENTE | INÚTILES GESTIONES ANTE PEMEX


Otro gran fracaso de la Administración de la señora Layda Elena Sansores San Román, es la deuda de más de 150 mil millones de pesos que Petróleos Mexicanos (Pemex), tiene con sus proveedores asentados en Ciudad del Carmen.

Y si bien es cierto que la paraestatal es la culpable directa de la gran crisis que afecta a los isleños –la peor, sin duda alguna, de toda su historia—también hay enorme responsabilidad de la mandataria campechana, porque no supo encontrar alternativas financieras que apaciguaran el problema e impidieran el cierre de negocios, comercios, empresas, hoteles, y el consiguiente desempleo. Cifras extraoficiales hablan de al menos 35 mil personas que se han quedado sin trabajo ante esta situación.

Sansores San Román y sus achichincles podrán argumentar, para evadir parte de la culpa, que hicieron las gestiones ante las instancias correspondientes para analizar la situación y tratar de agilizar los pagos, lo cual es parcialmente cierto, pero eso solo confirma lo que mencionamos al inicio de esta entrega: la gobernadora y sus asistentes fracasaron en la solución del problema. Se conformaron con “gestionar” reuniones, pero no lograron normalizar los pagos a los proveedores.

No solo eso, hay que destacar que la mandataria envió como su representante plenipotenciario para atender las quejas de los empresarios afectados, a Gerardo Sánchez Sansores, su costosísimo sobrino incómodo, quien una vez más demostró su incapacidad e inutilidad, pues no pudo destrabar ninguna sola factura.

Eso sí, se ostentó como el vicegobernador de Campeche, amenazó con represalias contra quienes se atrevieran a organizar marchas de protesta contra el Gobierno de la República y contra su propia tía, y al final quedó evidenciado como un mequetrefe que no es nada si su parienta no lo para a su lado.

Es cierto, el tema de la deuda de Pemex con sus proveedores y con otras instituciones financieras, es mucho muy complicado, y se ha convertido en un pesadísimo lastre para estos gobiernos de la 4T que prometieron rescatar a esa paraestatal, pero lo hundieron más; que ofrecieron erradicar la corrupción de sus entrañas, pero se mimetizaron con el problema.

Las cifras oficiales más recientes señalan que el pasivo total de Pemex alcanzó 4 billones 125 mil 289 millones de pesos en junio, monto que creció 6.5 por ciento nominal en un año y prácticamente equivale al 44.3 por ciento del presupuesto federal de 2025.

Los pasivos de corto plazo –aquellos que en teoría se deberían pagar en menos de un año– alcanzaron un billón 214 mil 547 millones de pesos, monto que respecto al mismo periodo del año pasado dio un salto de 19.9 por ciento. La deuda con proveedores alcanzó 430 mil 540 millones de pesos, un aumento anual de 18.8 por ciento.

En resumen, la Administración de la 4T ha hundido las finanzas de la paraestatal petrolera, y en el ámbito doméstico, propició la peor crisis financiera, política y social que enfrenta la isla carmelita,

¿Ha implementado el Gobierno de la señora Sansores algún plan de emergencia para apoyar la economía isleña ante la crisis causada por Pemex? No. ¿Se han dispuesto apoyos extraordinarios para las empresas damnificadas por el impago de la paraestatal, a fin de evitar sus cierres y que despidan a sus trabajadores? Tampoco. ¿Se han diseñado estímulos fiscales, estrategias de apoyo para evitar embargos ante los pasivos que se tienen con el IMSS, SAT, Fonacot, Infonavit y otras instituciones que sangran la economía de ese segmento empresarial? Menos.

Ante el problema, el Gobierno de la señora Sansores y los genios que tiene como asesores se han quedado pasmados, pasivos, patidifusos y boquiabiertos. Han tenido que recurrir a las mentiras piadosas para simular que las cosas están bien, como cuando la gobernadora mintió al decir ante la presidenta Sheinbaum que ya se habían pagado todas las facturas. Qué vergüenza.

Lamentable la situación que vive Ciudad del Carmen y en general todo el estado de Campeche ante la ineptitud e incompetencia de estos gobiernos cuatroteros, a quienes les vale un cacahuate el dolor, la impotencia y el sufrimiento de miles de familias isleñas porque no han podido cobrar sus quincenas, o definitivamente fueron enviados al desempleo porque sus empresas cerraron.

Una muestra más de que este Gobierno –tanto federal, como del Estado—no sirve, no funciona, no resuelve, no está al servicio del pueblo.

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