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EXPEDIENTE | EL DIPUTADO TOÑITO Y SU IMPERIO DE CORRUPCIÓN

En varios sectores de la sociedad campechana se han cuestionado las razones del entreguismo, sumisión, abyección y lambisconería en que incurre el diputado José Antonio Jiménez Gutiérrez, líder de la mayoría morenista en el Congreso del Estado, y la respuesta más reiterada fue que le han dejado hacer y deshacer a su antojo con el presupuesto del Poder Legislativo.

Quienes conocen al diputado desde hace algunos años, lo recuerdan como un joven sencillo, humilde, identificado con el segmento social de donde proviene, y con una ideología de izquierda Marxista-Leninista que coincidía con el discurso de Andrés Manuel López Obrador, principalmente en los puntos torales de la 4T: no mentir, no robar y no traicionar. Se apropió también del discurso de la honestidad y la austeridad, de que es el pueblo el que manda, y de que no debe haber Gobierno rico con pueblo pobre. Ideales que pronto pisotearía, como vamos a ver más adelante.

Su triunfo como diputado local de mayoría en el Quinto Distrito, y su asunción como líder del Congreso —quienes traicionaron y provocaron la muerte del entonces pastor, Alejandro Gómez Cazarín, lo consideraron un “tonto útil” al que podrían manipular a su antojo—, lo introdujo a un mundo que desconocía, lleno de lujos, privilegios, canonjías y ostentaciones.

Toñito se olvidó de los huaraches y de las sencillas guayaberas blancas que por 200 pesos compraba en el mercado principal, y empezó a portar vestimentas de diseñadores de marcas de importación. Los autobuses urbanos que lo llevaban a su colonia marginal fueron sustituidos por lujosas suburbans con fornidos choferes y escoltas. El humilde indígena pronto se transformó en un ser privilegiado que caminaba entre nubes.

Como sus titiriteros vieron que sí les funcionó haberlo colocado en el Poder Legislativo, pues les concedió la posibilidad de que manejaran a su antojo el presupuesto, decidieron mantenerlo en el cargo. Solo que esta vez llegó por la vía plurinominal, ya que su pueblo, ese que votó por él masivamente en los comicios de 2021, le dio la espalda porque se dio cuenta de la metamorfosis radical que tuvo al pasar de mendigo a millonario.

Toñito se olvidó de sus compromisos e ideales y se dedicó a servir al poder, para seguir disfrutando del poder mismo. Fue entonces que decidió sembrar sus garras en el presupuesto del Poder Legislativo con un control absoluto de cada peso que entra y que sale. Para ello designó como director administrativo a su primo Rubén Jiménez, conocido como “El Poblano” porque procede de aquella entidad federativa, a donde su familia se fue a radicar hace muchos años, sin perder contacto con sus parientes que se quedaron aquí, entre ellos Toñito.

Para cerrar la pinza nepotista, el primo Rubén Jiménez mandó traer a su esposa, a quien colocó en un puesto de dirección dentro de la Administración del Congreso a fin de tener control de todo. La prima política de Toñito es la que ordena, manda, decide, grita, aprieta y hasta amenaza a quienes se atreven a llevarle la contraria. Su trato déspota ha marcado su sello en esta Administración del Congreso.

Para terminar de fortalecer a la mafia poblana, Toñito trajo de esa entidad a su súper asesora Eunice, quien se encarga de revisar sus discursos, supervisar sus acuerdos, manejar su agenda, administrar su caja chica y coordinar sus relaciones públicas y sus “giras” por los municipios del Estado con su “Congreso itinerante”, que no es más que una jalada para justificar más erogaciones.

Eunice también maneja un equipo independiente de comunicación social para Toñito. Todos ellos foráneos y casi todos poblanos. Ellos checan desde boletines, imágenes, drones, fotografías, videos y campañas propagandísticas a través de las páginas chayoteras a su servicio, a las cuales ellos también palomean y se encargan de pagarles sus facturas.

Para tenerla contenta, Toñito compró una vieja mansión ubicada en la avenida Miguel Alemán a unos pasos de La Pigua, en un predio donde funcionaba la farmacia Marina, la cual remodeló totalmente y adornó con detalles de lujo que envidiaría la Emperatriz Carlota, todo, para que su Dulcinea tuviera tranquilidad, comodidad y paz. Ella se moviliza en vehículos oficiales, con guardaespaldas y choferes, lo mismo que el primo Rubén y la déspota prima política.

Ellos se encargaron de las inversiones inmobiliarias de Toñito, empezando con el departamento de playa que compraron en la Riviera yucateca, y con otras propiedades que han ido adquiriendo en Mérida y Cancún, para que cuando el pastor se retire ya nunca más vuelva a pensar en la pobreza.

Pero estos privilegios no son gratuitos. A cambio, Toñito tiene que ceder a todos los dictados de la gobernadora, de su sobrino Seso Loco y del titular de la Unidad de consejería Jurídica, Juan Pedro Alcudia Vásquez. No importa que las iniciativas de ley sean arbitrarias, estén mal redactadas, sean anticonstitucionales o violenten los derechos humanos. Su obligación es obtener la mayoría en el Congreso y aprobarlas a como dé lugar.

Por ese lado ha cumplido Toñito gracias a los votos traidores del PAN, del PT y del PVEM, quienes por cierto ya saben los tejemanejes del líder del congreso y cada vez le están exigiendo que la mesada sea mayor porque la vergüenza es compartida, pero la riqueza se la está quedando Toñito para él solito.

Así las cosas en ese Congreso humano que, es tan pero tan humano, que está totalmente dominado por la corrupción.

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