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EN LAS TRIPAS DEL JAGUAR: 26 ABRIL 2025

EL JUGOSO NEGOCIO DEL TREN. 

El pinche tren ligero, que en realidad es un autobús pesado, vendrá a trastornar el tráfico fluido que se tenía en el malecón capitalino. No solo invadirá uno de sus carriles, sino que además se instalaron semáforos para privilegiar su paso. En la óptica simple y prepotente de la goberladrona Layda Sansores, los campechanos que estén transitando se pueden joder, esperar y aguantar. 

Al Gobierno de Todos los Corruptos Sansores le ha valido madre cercenar todas las glorietas, desmerecer los camellones centrales con sus horribles paraderos e invadir un carril vehicular para meter el pinche tren a la de a huevo. Según varios constructores consultados por esta columna, el costo de esta obra, para la que se anunció una inversión de 5 mil millones de pesos, en realidad sería la mitad de ese monto. 

¿Quién se está clavando el resto de ese dinero? La prisa de la goberladrona Layda Sansores por terminar la obra con tanto valemadrismo no tendría otra explicación que la de ser beneficiaria de la jugosa ganancia que hay de por medio. Y lo que son las cosas, todas las afectaciones que ocasionará ya las disfrazan como “la llegada de la modernidad”. Sin duda, el apellido Sansores es el mejor sinónimo de corrupción que existe en Campeche. 

MILITARIZACIÓN TRAJO RETROCESOS. 

Nada mejoró con la llegada de la Cuarta Transformación. Desde 2018 que tomó protesta el corrupto imbécil de Andrés Manuel López Obrador, han saqueado el erario público, utilizando para ello al Ejército Mexicano. Las innecesarias e irredituables “magnas obras” las catalogaron como de “seguridad nacional” y se asignaron a la Sedena, para evitar la fiscalización de los recursos. 

A diferencia de hace 7 años, hoy vemos soldados haciendo trabajos de albañiles, ingenieros, hoteleros, aduaneros, secretarios, administradores, transportistas aéreos y hasta de policías. La Cuarta Transformación ha militarizado el país como nunca, pese a que cuando eran opositores fueron los más grandes críticos de esa situación.

La Sedena tomó control de aeropuertos, estaciones de tren, hoteles, retenes, de las policías estatales a través de su guardia nacional, de hoteles y puertos, pero nada mejoró con eso. Por el contrario, creció la inseguridad, se arruinaron los sistemas de salud, se debilitó al Poder Judicial, se eliminaron los organismos reguladores, y con las reformas que hicieron a los fondos de pensiones y de vivienda, no tardará en reventar el caos ahora que está al borde del colapso la economía. 

Así pues, con el caos que ha ocasionado la acelerada militarización que impulsó la Cuarta Transformación, vale la pena preguntar, ¿qué soberanía defienden, la del país o la de ellos?  

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