Opinión

DESAMPARADOS

Preocupa que Sansores sostenga que una vez que su Gobierno decida qué terrenos, predios, casas u otro tipo de propiedades expropiar, no habrá manera de combatir su arbitraria decisión.

En una nueva expresión de su autoritarismo, la gobernadora de Campeche, Layda Elena Sansores San Román, acaba de decretar que sus decisiones son infalibles, y que ni siquiera el recurso del amparo podrá frenar sus ansias expropiatorias de los terrenos y casas de Alito…y de cualquier otro ciudadano.

En la más reciente emisión de su “Martes del Jaguar”, Sansores San Román abordó muy a su estilo el tema de la expropiación de tres predios presunta propiedad del líder nacional del PRI, los cuales presuntamente tiene a nombre de su mamá (uno) y dos más a nombre del arquitecto Juan José Salazar Ferrer.

No mostró la gobernanta las escrituras que acreditan sus dichos, de suerte que tendremos que conformarnos otra vez con  sus aseveraciones, las cuales, en anteriores y en numerosas ocasiones han sido falsas.

Aquí lo verdaderamente preocupante es que Sansores San Román asegure que, una vez que su Gobierno decida qué terrenos, predios, casas u otro tipo de propiedades expropiar, no habrá manera de combatir su arbitraria decisión.

“En esta expropiación los amparos no van a entrar, porque siempre (se defienden) con amparos y amparos, pero ahora sí, no se vale, puedes tú negociar el precio, pero ya cuando se decide que es utilidad pública esto avanza porque avanza”.

Es probable que Sansores San Román haya leído el texto de la reforma a la Ley de Amaro que promueve la presidenta Sheinbaum, para sacar esas  preocupantes conclusiones, pues hasta ahora, existe la posibilidad de que un juez federal proteja los derechos constitucionales de cualquier ciudadano que se vean violentados por parte de la autoridad, como es el caso.

Aún no se confiere al todopoderoso Gobierno el don de la infalibilidad y de la protección total a sus decisiones, con lo que se despoja al ciudadano de la posibilidad de defenderse, pero parece que a eso aspira Layda Elena: a fortalecer de manera totalitaria al Estado y dejar en la orfandad al pueblo. Lo que no piensa es que ella no siempre estará en el poder, que algún día volverá a ser una simple ciudadana, y entonces tendrá que padecer los excesos que ella misma está propiciando.

Lo que preocupa, hay que repetirlo, es esa intención gubernamental de despojar al ciudadano de su derecho a defenderse, y de los recursos constitucionales que lo protegen. El sueño dorado de esta autoritaria gobernanta es la peor pesadilla de los ciudadanos que valoramos el Estado de Derecho y que somos demócratas. Habrá que ver quién despierta primero, y a quién se le cumplen sus sueños o pesadillas: si  a Layda Sansores o al ciudadano.

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