DE CACIQUES, AMÉRICA LATINA, FRAUDES ELECTORALES Y CAMPECHEPARTE)
EL REVISIONISMO HISTÓRICO COMO FUENTE DE NUEVA INFORMACIÓN. (TERCERA Y ÚLTIMA
POR: VÍCTOR ALBERTO AMÉNDOLA AVILÉS
Los procesos electorales son una práctica común en el planeta entero. No solo en el mundo occidental.
Los sistemas monárquicos adquieren legitimidad en la elección de sus Primer Ministro y más en los sistemas parlamentarios, con la designación de quien preside su Parlamento.
El Rey o Reina es Jefe de estado, pero no el jefe de gobierno.
Uno de cada 5 países en el mundo está regido por Monarquías (incluídos en América Latina).
En Europa, de sus 44 Estados que lo integran, 10 son monarquías.
En América Latina, los países bajo la influencia de la Monarquía Británica tienen tmbn sistemas democráticos en su forma de gobierno. Canadá es el mejor ejemplo de ello.
Pero los países que fueron dominados por el expansionismo español, francés o portugués tuvieron una vía de evolución un tanto diferente.
En México el sistema monárquico fue brutalmente rechazado por el Juarismo en el Siglo XIX.
Y en el Cerro de las Campanas las balas disparadas hace 158 años acabó con cualquier intentona de ser regidos bajo alguna corona o alguna especie de gobierno heredado por vía sanguínea.
Pero en México, el mestizaje gubernamental, mezcla de los imperios precolombinos con la monarquía española, nos trajo una novedosa forma de poder y de gobierno, en ocasiones legitimado por las urnas: el cacicazgo.
Así encontramos la repetición de apellidos y de nombres en un sinnúmero de estados de la República.
Joaquín en Quintana Roo, Cervera en Yucatán, Monreal en Zacatecas, Cárdenas en Michoacán, N. Santos en San Luis Potosí, Sansores en Campeche.
Los relevos transexenales encontraron una forma “legítimamente” aceptable de pasarse el poder generación tras generación y mismo apellido tras mismo apellido.
Los cacicazgos, lo escribimos en el capítulo anterior a esta tercera entrega, son ese fenómeno político y social que instaldos en el poder, se hacen de dineros públicos para su enriquecimiento ilegal, para impulsar y consolidar ese mismo poder y a través del miedo y la amenaza, poderse mantener y sostener.
Ya sea a través de las dádivas oficiales, o simplemente bajo el reparto producto del hurto de los dineros de la Hacienda Pública.
En Campeche eso ha ocurrido.
Y en esas paradojas kafkianas del destino, que hay que analizar a profundidad, el viejo cacicazgo retomó el poder con la bandera y premisa falsa de la supuesta lucha contra el “fraude electoral”.
Hoy, como triste ironía de la vida, la careta finalmente ha caído.
Por eso es urgente que los intelectuales de Campeche, sus historiadores y sus cronistas revisen los acontecimientos de los últimos 25-30 años, al menos.
Esta generación de campechanos y campechanas ha obervado, a veces cerca, a veces lejos, los fenómenos político electorales del país de 1988, 1997, 2006 y 2021. Que son los que más suspicacia han despertado.
Mañana es 1 de junio.
Estamos a 24 horas de observar impávidos la peor aberración en materia política electoral. Equiparable solo a la elecciones de Nicaragua , Cuba o la de Venezuela del año pasado.
Irán a las urnas no más del 10-15% del padrón electoral.
Irán a votar por candidatos que nadie conoce.
A casillas o centros de votación que nadie sabrá dónde están ubicados.
Con un cómputo de votos que nadie sabe quién llevará a cabo.
Con el anuncio del resultado que aún nadie sabe en qué momento se dará.
Dónde en la boleta irá, al menos, un seudo abogado llamado Juan Alcudia Vázquez, que era el jurídico de la titular del ejecutivo de este estado. Que apareció en repetidas ocasiones con la gobernadora del estado en su “Martes del Jaguar” para justificar acciones extra legales de la Sra. Sansores en contra de sus adversarios políticos.
La peor pantomima y farsa de elección constitucional. En un estado gobernado con una señora cuya bandera más importante era “la lucha contra el fraude electoral”.
El bastardo discurso del “fraude electoral de 1997” es ya hoy insostenible.
La misma quejosa de esa etapa de nuestra historia reciente, hoy en el poder, se presta a encabezar en Campeche el peor ejercicio en materia electoral.
Ni Bartlett, ni de La Madrid ni Salinas se atrevieron a tanto.
Se tendría que ser de plano muy cínico y corto de memoria para seguir manteniendo en el discurso tal farsa y tal mentira… o francamente, tener muy poca madre y escasa vergüenza para enarbolar la honestidad de la cual se adolece.
Aún y con el dolor que representa para muchos, incluidos un servidor, de haber aportado en ese momento, un esfuerzo para la transición política del estado. Sin darnos cuenta en ese momento que la protesta fue usada como carne de cañón para los intereses del cacicazgo hoy revivido.
Uno que usa su fuerza para, como dijimos antes, seguir enriqueciéndose a costa del desarrollo de Campeche; un estado de la federación que hoy carece de esperanza, de crecimiento, de fé en el futuro, de inversión, de obra pública, de seguridad, de vivienda, de producción pesquera o agropecuaria; de apoyo a sus mieleros, agricultores y pescadores.
Campeche es hoy gobernado por una banda de forajidos foráneos.
Gente ajena al estado; sin idiosincrasia con las costumbres nuestras; ausentes del más elemental sentido de la “Campechanía” o “Campechenidad”.
Sin compromiso con el desarrollo del estado, sin más ánimo o emoción que saquear o terminar de saquear lo poco que hay y queda en estos dos últimos años.
¿Suficiente?
No. Quedan mas Sansores.
Hoy, uno más, como el Fredo Corleone de Mario Puzzo ha sacado la cabeza.
Solo espero que, como bien me dijeron en uno de los tantos mensajes recibidos este mes, Campeche deje de ser la Caperucita Roja del cuento.
Esa que va de visita con una canasta llena de alimentos y comida, tan solo para ser devorada por el lobo feroz, que hoy, analogía local necesaria, es el cacique del bosque.
Despierta Campeche, despierta.
V. Améndola
Rōnin
Pd: Me tomo un descanso de escritos politicos locales de 13 días.
Regreso con una segunda carta dirigida a la actual “mandataria”: El día que Alito y Layda ajustaron el MISMO periodo de gobierno. Haremos las comparaciones necesarias.